Mi paso por "El Planeta de los Gatos"

Esta semana hemos tenido cine-club: el "pelanas" ha martirizado a su pobre copia humana y a "mi rubia" con todas las películas de la saga de El Planeta de los Simios. No ha estado mal, pero me ha recordado cuando yo aterricé en mi particular "Planeta de los Gatos". Recién operado de los bajos, me llevaron a una casa dominada por una gata callejera y ordinaria que tenía sometidos a su imperio de terror a dos pobres machos: uno viejuno y otro algo lerdo, a la sazón de mi misma raza pero tirando a mongol. Los primeros días, mientras me recuperaba, me dejaron una habitación para mi solo, pero yo olía el tenso ambiente que mi llegada había causado. Una vez cesaron mis dolores en aquel lugar de cuyo nombre no quiero acordarme, me presentaron a los otros gatos, uno a uno, por separado, quizás por el miedo a que mi inteligencia los contagiara a todos y conquistáramos a los humanos, como en una de las películas de monos. Con el blanco no tuve problemas, ni con el colega siamés, que creo que pensaba que le habían colocado un espejo alrededor y que lo que veía no era otro gato sino una imagen embellecida de él mismo. Ahora bien, con la ordinaria gata, delincuente juvenil y zafia camorrista, la tuve y gorda. Se me puso farruca y le tuve que dar un zarpazo. Se montó un "sarao" como los de Astilleros, con antidisturbios y todo, con cañón de agua incluido. Pero la gata pescadera esa recibió lo suyo. Si la llego a coger con las pelotas intactas le quito la ordinariez a polvos. 

Eso motivó mi salida de la casa de "Gran Hermano Gatuno", pero me tocó la lotería y ahora vivo mejor que quiero, a pesar del "pelanas" que en el fondo no es mala gente. Creo que hasta tiene estudios...

Lo mejor es que me he enterado de que la gata ordinaria era la gata de "mi rubia". Ahora la rubia es mía, sólo mía. Que se chinche. Quién ríe el último, ríe mejor...

Miauuuuuujarljarljarl...