Dr. Jekyll & Mr. Hyde
Yo, el Rey Mateo.
No haré comentarios: mi belleza salta a la vista. Aunque debo reconocer que, como en la novela de Stevenson (soy un gato muy leído), somos dos caras de una misma moneda. Dice que hasta el Generalísimo tuvo doble: yo no podía ser menos, también tuvieron que buscarme un doble. Me siento responsable de mi querido Benito, no en balde vino a la familia de interino y se quedó con plaza fija, por un pequeño desliz que tuve. Pero eso es otra historia, que ya contaré más adelante.
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