La guerra de los carteles
Ayer, a las 10 de la noche, aún podía escuchar el repique continuo del martillo hidráulico de los obreros que ejecutaban una obra. Me extrañó que estuviesen en el tajo hasta tan tarde, pero con la crisis ya se sabe, aumentan las exigencias y pueden darse situaciones como esta.
Al levantarme esta mañana y abrir las ventanas descubrí la razón de tanto afán por terminar lo que estaban haciendo: un flamante cartel, de los del plan del gobierno central, anunciando la rehabilitación de la antigua Cárcel Real para sede de la sede de la Casa de América en Cádiz, había aparecido cual seta campera sobre los cantos rodados del callejón de La Perla.
Con lo que cuestan los carteles se podrían hacer muchas cosas más urgentes para paliar la crisis, pero la política vive de la publicidad. Que sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha y viceversa, aunque no sirva de nada. Declaración de intenciones es la frase mágica para los políticos. Los hechos, al pertenecer al mundo real, no son de la competencia de los vividores de los hemiciclos.
Mientras ellos juegan a la "guerra de los carteles", el resto jugamos al "monopoly" en versión supervivientes. Manda huevos...
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