Artículo sobre canalizaciones en Cádiz
142 kilómetros
Coño, parece que me han leído el post sobre el vertido de mierda en el Campo del Sur. Supongo que, entonces, el caño de color marrón (no glacé, precisamente) debe provenir de la nada. A ver si me bajo un día de estos a los bloques y miro de dónde viene la mancha...
La red de saneamiento de Cádiz llegaría hasta Sevilla · El sistema en el casco antiguo difiere de extramuros al unir las aguas pluviales y las fecales.
Villanueva del Ariscal es una población del Aljarafe sevillano que está muy pocos kilómetros de la capital hispalense. Algo más lejos se encuentra de Cádiz, en concreto, a 142 kilómetros. Si se pusiera una a una todas las conducciones de abastecimiento de agua de la capital gaditana se podría unir esta con la citada Villanueva del Ariscal. En Cádiz hay 142 kilómetros de red de saneamiento y 9.435 sumideros.
Un técnico de Aguas de Cádiz contaba a este periódico que durante toda su historia las aguas fecales de la ciudad acababan en el mar. La situación, afortunadamente, ha cambiado y para ello hay toda una serie de estaciones de bombeo, unos sumideros y una estación depuradora que ha acabado con esta situación. Todo responde a un Plan de Saneamiento Integral que se inició a mediados de los 90 y que ha ido ejecutando la empresa municipal Aguas de Cádiz y la Junta de Andalucía.
Precisamente, esta última administración en la encargada de construir el aliviadero de aguas pluviales de Cortadura y que tantos problemas está sufriendo por el barco que tiene que llevar a cabo el dragado del fondo marino.
Hay un punto central en toda la red de saneamiento de la capital gaditana y esa es la estación de La Martona. Por allí pasa el 99% de las aguas fecales y las pluviales de la capital gaditana, eso sí, por separado. La actual estación se ha quedado pequeña y de ahí que la Junta lleve años con la obra para que ésta pueda tener más capacidad, pero hasta ahora no se le ve el final.
Según explica Aguas de Cádiz, hay que diferenciar en Cádiz el casco antiguo y la zona de extramuros.
La gran diferencia estriba en que en la parte histórica las aguas pluviales y las fecales discurren por las mismas tuberías, ya que es imposible poner dobles conducciones por el poco espacio existente.
Ahora lo que se hace es llevar las aguas a las estaciones de bombeo de Lubet y La Mirandilla, dependiendo del sector y de allí se impulsan mediante bombeo hasta una arqueta de rotura que se encuentra situada a la altura del antiguo cuartel de la Policía Nacional. Desde ese momento se acaba el bombeo y empieza a circular por medio de la gravedad por todo el paseo marítimo hasta llegar a la altura de la calle Fernández Ballesteros, por donde se mete hacia el interior por esta vía hasta Ejército de África, Pintor Zuloaga y acabar en la Martona. Ahí de nuevo es impulsada hasta una estación de pretratamiento en la Zona Franca que la lleva a la estación depuradora. Esta, una vez que trata ese agua, lo envía al mar.
En extramuros la situación cambia de manera radical, aunque la Martona también tiene un importante papel. En la zona moderna de la ciudad lo más importante es que sí hay tuberías diferencias para las aguas fecales y para las pluviales.
En este sentido, cuando llueve hay tres grandes aliviaderos. Uno que está en Santa María del Mar, otro en Marianista Cubillo y el último en Cortadura. Lo que llega a La Martona se envía posteriormente a la Barriada de La Paz. Las fecales, al igual que ocurre con el casco antiguo, van a parar a la estación depuradora.
Después en la ciudad hay diversas redes de saneamiento de carácter privadas como las de Astilleros, la Zona Franca y Altadis.
Aquí como ocurre también con la luz, se produce picaresca que a veces cuesta disgustos. Por ejemplo: una persona que quiere cambiar el cuarto de baño de sitio y que finalmente engancha su desagüe a un bajante de agua. Ese simple detalle puede hacer que en el agua de la playa de Santa María del Mar puedan aparecer los desperdicios que se depositan en el inodoro. Eso hace que los técnicos municipales de Aguas de Cádiz tengan que inspeccionar las conducciones hasta dar con el lugar donde se está produciendo el problema.
Curiosamente, uno de los enemigos de la estación depuradora del Manchón de la Dolores es la sal. En este sentido, la entrada en las conducciones de este elemento hace que una serie de elementos que tienen para depurar el agua puedan ser destruidos, por lo que salta la alarma. Si ocurre eso, tienen que localizar el foco de la entrada de sal. Y todo ello ocurre en un lugar en el que hay 142 kilómetros de tuberías. Tareas que pueden llegar a tardar un día en completarlas.
(Fuente:Diario de Cádiz)
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