El pornógrafo frustrado


Kevin Smith dice que hace películas “famélicas” porque está gordo (“y no me la veo”). Siempre soñó con hacer cine X, pero optó por el indie y creó escuela con el humor verborreico de Clerks. Hoy se desquita con ¿Hacemos una porno?, una oda al género.

"Está claro que los deportes nunca han sido lo mío", confiesa Kevin Smith, subrayando sus palabras con la inmensidad de su cuerpo. Incluso todo vestido de negro, con chándal, camiseta, pantalones y gorra de béisbol, queda claro que este nativo de Nueva Jersey, de 38 años, está sobrado. En carnes y en palabras. Ambos detalles son su marchamo de identidad.

Viendo la colección de 100 outsiders que retrató Richard Linklater en Slacker, su aclamado filme experimental de 1991, pensó que si aquello era cine, él quería consagrarse a lo mismo. Y con su labia, su experiencia como tendero y 27.575 dólares de su bolsillo y del de sus amigos hizo Clerks (1994). La cinta, hoy de culto, sirvió de germen a una carrera independiente que navega entre la relativa gloria (Persiguiendo a Amy, 1997) y la relativa miseria (Jersey girl, 2004), que descubre estrellas (Ben Affleck) y que desata tormentas (los responsables de la resurrección de Superman le obligaron a reescribir el guión incontables veces hasta que se optó por Tim Burton como director y éste le sacó del proyecto; finalmente, ninguno participó en la película).

Su humor cafre marcó todo un estilo. Que se lo digan a Judd Apatow. Y entre las marcas de su irreverencia se encuentran los comentarios de índole sexual. A Smith, el sexo le pone. Es más, siempre quiso filmar una peli porno. Pero no sobre la industria, que eso ya lo hizo Paul Thomas Anderson muy bien con Boogie nights, sino una porno de andar por casa. De hágalo usted mismo. Y eso es lo que finalmente ha hecho con ¿Hacemos una porno? "Al fin y al cabo, muchos piensan que soy un director de pollas y pedos", se ríe.

EP3. También hay muchos que piensan que Alfred Hitchcock fue perdiendo el talento a medida que perdió la barriga.

Kevin Smith. Entonces, voy a engordar más todavía, porque a mí de lo que me acusan desde el primer día es de hacer películas famélicas.

EP3. ¿Por qué siguió haciéndolas?

K. S. Supongo que porque estoy gordo y no me la veo.

EP3. Es una respuesta difícil de congraciar con los que sueñan con conquistar Hollywood.

K. S. La primera vez que vine a Hollywood fue con nueve años, en unas vacaciones familiares. Recuerdo que vi Superman 2 en el Teatro Chino, así que imagínate la ilusión que me hizo tener allí la premiere de ¿Hacemos una porno? Pero nunca pensé en Hollywood como una opción viable para hacer carrera. Me parecía un trabajo para el que nacían enchufados o los superricos. Yo me limitaba a ver películas

EP3. ¿También películas porno?

K. S. La primera vez que vi una porno fue en casa de una amiga de la familia. Una de las primeras personas con vídeo que conocí. Estaba divorciada, y cuando los mayores se fueron a por la pizza y me dejaron cuidando al perro, me fui a su colección de vídeos y vi uno con la etiqueta arrancada. Me acuerdo que era TDK, pero no recuerdo el título. Sí recuerdo el plano del lefazo. Tenía 12 años y fue la primera vez que vi una penetración. También la última que vi sexo en una piscina, por cierto. La banda sonora estaba interpretada con un kazoo [un membráfono africano]. Por eso, mientras estoy follando, sé que tarde o temprano escucharé un kazoo en mi cabeza.

EP3. Y ahora, ¿cuán a menudo le da al porno?

K. S. Todos los días. O casi todos. Nada más levantarme conecto el ordenata, miro las noticias en Google, el periódico The Guardian... ¡y a mirar páginas de porno! Hay tantas que parece que todo el mundo se dedica al porno. Siempre espero ver a alguien que conozco. Claro que debo mirar las páginas equivocadas, porque la mayoría de la gente que conozco ronda los 40.

EP3. Su esposa debe estar encantada.

K. S. Es una feminista de tomo y lomo y me odia. No sé por qué se casó conmigo. Pero sabe que el porno me gusta por el extraño morbo de ver un buen polvo. Soy humano y tengo esa básica curiosidad de imaginarme a la gente sin ropa. Pero a la hora de hacer el amor pienso en mi mujer. Cuando me la machaco, también pienso en ella. Llevo 10 años casado y el secreto está en que cuando me casé no sólo la adoraba, sino que adoraba follar con ella. Y ahí sigo. El mejor sexo gratis que he disfrutado en toda mi vida. ¡No me puedo creer que estemos hablando de esto!

EP3. ¿Es cierto que se casó en el rancho Skywalker de George Lucas?

K. S. Sí. Fue cuando estaba haciendo allí la mezcla de sonido de Dogma (1999). Jennifer [Schwalbach] estaba embarazada de siete u ocho meses y me dijo eso de "qué bonito es este sitio; ¿no estaría bien casarse aquí?". Soy un friki de La guerra de las galaxias, así que imagínate si me puso la idea. Pregunté si tenía que pedirle permiso a George [Lucas] y todos me dijeron que mejor no. Supongo que a estas alturas George ni lo sabe o piensa que son cosas mías.

EP3. ¿Qué dice su hija de su carrera?

K. S. Simplemente, no le interesa, punto. No por puritana, sino porque son películas de mayores hablando todo el rato. ¡Si por lo menos hablaran de Hannah Montana o mi Zack [el título original de la película es Zack and Miri make a porno] se apellidara Efron...! El otro día vimos juntos High School Musical y, para mi desilusión, hasta me gustó [risas]. Es como la antítesis de mis pelis. Aquí todos son puros, se enamoran y se ponen a cantar; y en las mías, simplemente follan como conejos. No sé si le gustaría tanto mi versión de HSM.

EP3. ¿Sería una versión con actores de cine X, como algunos de los que salen en ¿Hacemos una porno?

K. S. Ahí tengo que darle el crédito a Seth Rogen, porque fue una sugerencia suya. Él ya había tirado de estrellas del porno en Supersalidos, Un lío embarazoso y Virgen a los 40. Además, conté con grandes actrices como Katie Morgan, una Judy Holiday con tetas inmensas, y Traci Lords, que no ha hecho porno desde hace 20 años.

EP3. ¿Cuál es el secreto del atractivo de Seth Rogen?

K. S. Me recuerda a un joven Bill Murray. Cuando le vi en Virgen a los 40 me hizo volver a mi juventud, a ese momento en el que quería ser Peter Venkman en Los cazafantasmas. Seth me recuerda al Randal de Clerks [interpretado por su habitual Jeff Anderson, que repite en ¿Hacemos una porno? como atleta sexual amateur]. Desde que le vi en las series Undeclared o Freaks & Geeks pensé en hacer de él una estrella, alguien que esté en deuda conmigo toda su vida, mi versión "Affleck.2". No fue hasta que acabé este guión cuando le vi anunciando Lío embarazoso. Me di cuenta que me habían jodido, que una vez más Judd Apatow era más listo que yo.

EP3. Muchos se creen que ¿Hacemos una porno? es otra comedia de Apatow. ¿Le pica que él haga millones con comedias urbanas, su género de toda la vida?

K. S. Me encanta que piensen que Judd tuvo algo que ver, entonces me voy a forrar. Mi relación con la industria siempre ha sido peculiar, porque mis películas nunca superan los 30 millones en la taquilla. Siempre son pelis, dicen, de culto. Pero Judd y su grupo han sido capaces de romper ese techo haciendo lo que me gusta hacer a mí. Me parece estupendo, porque así me es más fácil seguir trabajando. Por ejemplo, la financiación de ¿Hacemos una porno? no me llevó más que una copa con Harvey [Weinstein, el superproductor] en El Península [el lujoso hotel de Beverly Hills]. Me preguntó qué iba a hacer después de Clerks 2. Le dije: 'Zack and Miri make a porno'. Y me dio luz verde. Sin ver el guión. Según él, el título lo dice todo.

EP3. El título se lo puso un poco más difícil a la hora de lidiar con la clasificación moral de la cinta.

K. S. Y si estuviera yo al frente de la MPAA [Asociación Estadounidense del Cine], más difícil se lo pondría a mis películas. No me quejo, porque al final el sistema siempre funciona a mi favor; pero me parece irónico que rechazaran el póster de la cinta por ofensivo, hasta el punto de obligarme a recurrir al uso de monigotes y mucha letra, mientras que Saw V utiliza la cara de un hombre muerto como máscara y ve la luz.

EP3. He leído que su próxima cinta será precisamente de terror.

K. S. Terror político. Aunque no creo que la mayoría de la gente la tome así. Piensan que para horror político ya está W., de Oliver Stone. La mía no tiene nada que ver con W. ni con nada que haya hecho antes. Se titula Red state y no es nada comercial, así que más vale que levante polémica en Cannes.

EP3. ¿Piensa que hay lugar en la industria para algo que no sean los superhéroes?

K. S. Ahí das en mi punto débil, porque yo soy un apasionado miembro del mundo del cómic, de los de carné, y siempre estoy feliz cuando veo otra película del género. Especialmente, cuando están bien hechas, como El caballero oscuro, Iron Man, hasta El increíble Hulk. Me ponen, y mucho.

EP3. ¿Alguna vez le ha metido en problemas la labia que tiene?

K. S. La única que pasa vergüenza es mi madre. Dice que me da mala imagen. Una mujer que no ha dicho un taco en su vida no puede entender cómo le ha salido un hijo que sólo sabe decir 'joder'. Ahora está muy ilusionada con la idea de que en breve voy a dar un monólogo en el Carnegie Hall de Nueva York. A mí eso sólo me invita a pensar que lo de la crisis económica debe ir en serio, porque de otro modo ¿cómo iba a explicar que un sitio como ese acepte a alguien con tan poco talento?

¿Hacemos una porno? se estrena hoy en España.

(Fuente:El País)

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