Aido recibe en Cádiz un fuerte apoyo del PSOE para contrarrestar el ataque del PP
«La hemos visto crecer y es nuestra niña». Antonia Alvarado, Conchi Coto y Angeles Catena esperaban ayer con impaciencia en el hotel Puertatierra de Cádiz la llegada de la ministra de Igualdad, Bibiana Aido. Era la segunda visita que realizaba a la provincia en menos de dos semanas para participar en un mitin con motivo de las elecciones europeas. En la primera convocatoria estuvo acompañada por Carmen Romero en un acto que organizaron las Juventudes Socialistas en el Palacio d Congresos.
Ahora le tocaba el turno a la secretaría de Igualdad de la Ejecutiva Provincial del PSOE, que preparó ayer un encuentro donde la mujer fue la protagonista. La ministra tocó de nuevo el espinoso tema de la reforma de la Ley del Aborto, que tantas críticas le ha generado por parte de la oposición y dijo que el objetivo de esta norma es evitar los embarazos no deseados.
Antonia guarda con orgullo en su monedero una foto de grupo con Bibiana que se hizo en las municipales de 1999. La ministra bajó del coche oficial y tras saludar a sus compañeros de partido se detuvo ante las tres mujeres para repartir besos y abrazos. Angeles le dio mucho ánimo «porque lo está pasando mal».
Ánimo, apoyo y cariño y una larga ovación le brindaron en el interior del hotel las mujeres que acudieron a escuchar el mitin. El acto lo abrió el secretario local del PSOE, Federico Pérez Peralta, que respaldó la gestión de la ministra y dijo que la derecha la ha elegido como la diana de sus críticas porque legisla y es un referente de libertad». En la misma línea se pronunció la secretaria de Igualdad de la Ejecutiva Provincial, Gema Araujo, que le transmitió a la ministra un mensaje de apoyo «por los malos momentos que te hace pasar la derecha» y de orgullo por su trabajo «porque hoy es un derecho de la mujer decidir si quiere o no tener un hijo». Araujo reclamó el voto del progreso «porque no queremos más berlusconis por Europa denigrando la figura de la mujer».
La ministra de Igualdad tomó la palabra y comenzó el discurso advirtiendo que las elecciones del próximo domingo son cruciales «porque nos jugamos un cambio de rumbo». Señaló que está sobre la mesa el nuevo modelo social «y sólo es posible sacarlo adelante con igualdad». Aido recordó que el paro empieza a bajar y arremetió contra el PP por sacar rédito político a costa del sufrimiento de las familias.
La ministra desgranó uno a uno los objetivos de la política de igualdad del Gobierno y dijo que la violencia de género se ha convertido en una prioridad «y se combate hasta ganar la última batalla». Recordó las ayudas a la maternidad y la ampliación de los permisos de paternidad. Bibiana Aido entró de lleno en el polémico asunto de la píldora poscoital y la reforma de la Ley del Aborto y aludió al candidato del PP, Jaime Mayor Oreja, por «comparar el derecho a decidir de las mujeres con un delito abominable como es el abuso de niños» y que, además, «lo niegue, en lugar de pedir perdón como todos esperábamos».
Aido destacó que el objetivo de la Ley de Salud Sexual y Reproducción no es otro que evitar y prevenir los embarazos no deseados. En su opinión, no se puede condenar a una mujer por interrumpir el embarazo o alegar siempre como razón el supuesto de la salud psíquica de la mujer. La ministra subrayó que han sido ocho meses de trabajo para sacar adelante la ley que está adaptada a Europa.
(Fuente:Lavozdigital)
No se puede negar, estarán de acuerdo conmigo, que la fotografía que acompaña a este artículo de La Voz es la mejor fotografía que se le ha tomado a un político desde el baño de Fraga en Palomares. La Ministra Aido fundida en un maternal abrazo con el crío de alguna amiga o compañera de partido. Tocado y hundido. Ni el mejor de los asesores políticos del PSOE podría haber creado la imagen con tanta efectividad, aunque no descartaremos esa posibilidad, dando un voto de confianza a esa profesión oculta que consiste en dar lustre a lo vulgar y vulgarizar lo ilustre para que llegue al pueblo, la plebe, la chusma vocinglera, que se cree todo lo que dicen los políticos.
Es una buena foto de campaña, especialmente con la que está cayendo con el tema del aborto, la píldora del día después y los desafortunados comentarios de algunos políticos del PP, que los pobrecitos aún no saben que el aborto es una cuestión económica y es por eso que sus hijas, sobrinas, hermanas, conocidas, etc., no abortan; aunque haberlas, haylas, como las meigas, pero no nos enteramos. El día que salgan del armario las mujeres que, libremente, hayan elegido abortar en algún momento de su vida, no va a haber espacio para moverse fuera del muy nombrado mueble para la ropa.
Estoy seguro de que la mujer que decide no seguir con un embarazo, lo hace en la firme convicción de que no será capaz de dar a la nueva vida que lleva en su interior lo que va a necesitar para vivir sin precariedad. Y no sólo se trata de una decisión egoísta y basada en el nivel socioeconómico de la madre. También debe contemplarse la posibilidad de que el padre de la criatura no de la cara, o que sea un hijo de puta que maltrata a la futura madre y que está deseando que nazca el crío para mandarlo a la UCI de un par de "correctivos" con puño cerrado; también están las mujeres que no se ven preparadas para afrontar la maternidad en una sociedad competitiva y machista en la que pierdes el trabajo si quedas en estado, etc. No es un asunto baladí sobre el que hacer comentarios políticos y sacar tajada en votos. A las mujeres del Partido Popular habría que pedirles que dieran la cara y defendieran, si bien no su propia libertad como mujeres, sí la del colectivo al que pertenecen.
Como ya dije en una ocasión, yo no abortaría -aunque todo el mérito de este convencimiento personal lo tenga la madre de mi hijo, que fue la que decidió seguir adelante con nuestro embarazo no deseado para darme un hijo por el que sería capaz de matar o morir-, pero eso no quita para que piense que es una decisión personal sobre la cual no se debe legislar desde un punto de vista moral, ético o religioso, sino desde el ámbito estrictamente médico y social, dadas las repercusiones que ello trae consigo.
Lo que más me preocupa de este tema es que, mientras se discute, no caemos en la cuenta de que estamos ante un problema generalizado en el mundo occidental. Desde que la mujer accedió al mundo laboral y adquirió categoría de consumidora por derecho propio, la realidad social ha cambiado de tal manera que, cuando se habla del aborto se menciona sólo el derecho de la mujer. El hombre ha quedado en mero tópico. Deja su semillita en la florecita, como nos decía en el colegio el pobre padre médico de algún compañero abochornado, y ya no se sabe más de él. Ya se da por supuesto que su opinión no cuenta, relegado a zángano de colmena u hombre objeto. No hay más que echar un vistazo a las recientes noticias sobre nacimientos: el niño de trece años de Inglaterra que fue padre, pero que después resultó que no, que el verdadero padre era otro de catorce; el nacimiento de dos niños de misma madre pero diferente padre, etc. Parece que las mujeres han olvidado el lastre, creado y bien criado durante siglos por la sociedad, de conocer la identidad del macho reproductor. Volvemos a las cavernas, al tiempo en el cual los hijos eran de todo el clan o tribu, cuando los hombres se dedicaban a meterla en caliente, entre mamut y mamut, en cualquier hembra que tuviera posibilidades de procrear y aumentar así las posibilidades del grupo de sobrevivir. Aunque me da a mi en la nariz que era al revés, que eran las mujeres las que elegían de entre los machos al más preparado para darles descendencia. De ahí que nacieran actividades como el arte rupestre. Los más desgraciados con las hembras, entre puñeta y puñeta, se dibujaban un bisonte. Seguro.
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