Pumby


Pumby, el Gatito Feliz, creación de José Sanchis Grau, apareció por primera vez en el número 260 de Jaimito. Unos meses después, en abril de 1955, su nombre encabezaría y daría título a una de las mejores, quizás la mejor, revista humorística para niños de la historia del tebeo español. Junto a la obra de autores como Palop, Nin, Karpa, Liceras, Frejo, Edgar o Lanzón, Pumby supondría una sana, imaginativa e inocente distracción para los niños de varias generaciones, un verdadero "héroe de paraeta" hasta la quiebra de la Editorial Valenciana a finales de 1984.

Con la eterna compañía de sus amigos Blanquita y el Profesor Chivete Pumby viajaría a todos los rincones del globo e infinitos mundos a cada cual más fantástico: desde sus aventuras en el fondo del mar o en el espacio a irreales paisajes como Jauja, la Corte del Rey Canguro, Delfina, el Reino Vegetal, Cacolandia, el País de la Suerte, Dominolandia, Paraguaburgo, el Reino Musical, los Reinos de las Estatuas y de la Literatura, el País de las Cosas Animadas, Trapilandia, el Mundo de los Sueños, el Reino de la Publicidad y un larguísimo etcétera enfrentándose en ocasiones a villanos de la talla del Doctor Mekano, el Generalito de la Antipodesia, la malvada Nieves, el Doctor Ciclotrón o el locatis del Doctor Chirivía, pero siempre lograría la paz gracias al humor, el respeto por los semejantes y, ¡cómo no! seres fantásticos como las encantadoras hadas que le ayudarán en muchas de sus aventuras.

En 1959, en la revista Super Pumby, nuestro gatito feliz se transformaría en el héroe de Villa Rabitos gracias a diferentes elementos, desde el selenium procedente de la Luna al imprescindible zumo de naranja, convirtiéndose posiblemente en el super-héroe del comic español más leido de todos los tiempos.




Con el cierre de la revista Pumby concluiría una preciosa e irrepetible etapa del tebeo español. Quedaban atrás miles y miles de coloristas planchas donde la fecunda imaginación de Sanchis germinaba en fantásticas y sorprendentes aventuras en mundos extraños, con un universo idílico de animales parlantes, donde la acción, el gag visual y la fantasía infinita se sucedían a un ritmo trepidante y en las que el joven lector encontraba un portal abierto que le trasladaba "al otro lado del espejo".

Además de los 1204 números de la colección oficial de Pumby, la Editorial Valenciana editó, durante tres décadas, una larga lista de publicaciones relacionadas con el gatito de Villa Rabitos. Los correspondientes Albumes y Almanaques extraordinarios, una serie hermana de larga existencia (Super Pumby), libros en tapa dura (Galas), medio centenar de recopilaciones de lujo de sus mejores aventuras (Libros Ilustrados), los Mini Album, Cuentos para Iluminar, Troquelados, Gran Album de Juegos y retapados como Super Album y Gran Album conforman la cronología completa de este simpático personaje que también se vería impreso en puzzles, adhesivos e incluso unas primitivas peliculitas para los proyectores Jefe.

Tras el cierre de la Editorial Valenciana en 1984 y después de un corto "impasse", Pumby y su séquito de agradables compañeros volverían a ser impresos con diversos formatos: la publicación valenciana Camacuc, recopilatorios en homenajes a su autor, o ilustrando libros ambientados en Valencia entre otros títulos que llegan hasta el presente día y, de nuevo, desde Octubre de 1996, con un nuevo tebeo, el Kuasar Pumby. Adaptándose a las modas vigentes, su autor y el personaje, demuestran tener más vitalidad que nunca, con decenas de páginas inéditas y recibiendo del mundo de la historieta española importantes premios por toda su carrera. 

(Fuente: Teacuerdas.com)

Comentarios

  1. EL gato Pumby supuso para mi el verdadero encuentro con las letras y la vida real en toda su dimensión.Mi primer "hurto",a los siete años de edad tuvo lugar en la Plaza de la Herrería, en Pontevedra,para comprar un especial del gatito Pumby.Sòlo recuerdo que tenía la portada blanca y el maravilloso personaje se desenvolvía felis en un óvalo.Jamàs me arrepentí de haber hurtado la cartera del carrito de la compra de aquella infortunada pontevedresa.Gracias.

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