La píldora del día después



Curioso esto de la píldora del día después. Después de follar sin tomar precauciones, se entiende. Si ya resulta difícil seguir un tratamiento de planificación familiar con receta, ya que hay que ir al centro médico a por la misma cada dos meses, e incluso se da el caso de que muchas farmacias no dispensan métodos anticonceptivos arguyendo objeción de conciencia, no les cuento lo que va a pasar con esto de la tan traída pastillita para lujuriosos del aquí te pillo, aquí te mato.

Pienso yo, que sería más fácil obligar primero al Colegio de Farmacéuticos a dictar medidas disciplinares contra aquellos que se niegan a vender algo tan elemental como es la amplia batería de métodos de control de la natalidad disponibles en el mercado. Porque, si no les dan ataques de conciencia a estos energúmenos con bata al vender:

1. Productos farmacéuticos que engañan a las señoras que quieren perder peso a toda costa para la "operación bikini" a sabiendas de que no funcionan.

2. Medicamentos de alto coste, en detrimento de los más asequibles y de los que se llevan menos beneficios, cuando se les pregunta: ¿Qué me recomienda usted?

3. Un largo listado de productos que terminan sobrando, en vez de favorecer la dispensa controlada, según la duración del tratamiento recomendado.

¿Por qué les va a importar vender algo que evite males mayores, ergo embarazos no deseados, enfermedades venéreas, etcétera?  

Otro aspecto a reseñar es el de la sensación de tranquilidad que van a tener los jóvenes cuando vayan por ahí, picando de flor en flor sin tomar precauciones, a sabiendas de que tienen en la farmacia de la esquina una solución eficaz y fácil, de ocurrir un accidente con la gomita o con el control de las bajas pasiones en el asiento de atrás de un coche. ¿No sería mejor enseñarles algo de responsabilidad? 

No todo en el sexo es prevención de embarazos, díganselo al Santo Padre a ver si se entera, también hay muchos riesgos de enfermedades de transmisión sexual, reitero. Han sido muchos años de campañas para prevenir el SIDA y demás como para echar todo por tierra de un plumazo.

Creo que la opción elegida por el gobierno nos aleja bastante de lo ideal, para acercarnos demasiado a la aceptación de un problema que es común en otros países del mundo. Hay muchos embarazos adolescentes, es cierto, pero quizá el problema sea que la juventud actual está falta de opciones para su extenso tiempo de ocio: pocos deberes para casa, nula presencia de actividades extraescolares -a no ser que los padres puedan sufragarlas en el modelo privado- ; pocas expectativas laborales; una excesiva preocupación por el culto al cuerpo como fuente de placer; carencia de modelos con adecuadas conductas morales y éticas a seguir, poca lectura, etc, etc, etc.

Aunque a lo mejor es una idea preconcebida en las enfermas mentes de quienes nos dirigen desde sus torres de marfil: "Dejad que follen a gusto, así no molestan ni piensan en cambiar las cosas, entre borracheras y sexo se les pasa la edad de hacer la revolución."

Igual lo siguiente es la legalización de la marihuana, para que todos seamos felices en un país de fumados adictos al sexo, tapizado de extensas plantaciones de cannabis.

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