El reino del Papa sí es de este mundo
La posible reprobación en el Congreso de las afirmaciones de Benedicto XVI sobre el condón irrita a la Iglesia - Pero sus palabras atañen a la salud, la investigación y la cooperación, no a la fe.
El papa Benedicto XVI opina que el uso del preservativo no aporta nada a la lucha contra el sida en África. Al contrario, el preservativo aumenta el problema. Lo dijo el pasado 17 de marzo, nada menos que en Camerún, donde el 5% de la población tiene sida, según la ONU. Algunos países de África superan el 20%. Los diputados de Iniciativa per Catalunya y de Izquierda Unida opinan que las palabras del Papa son "un atentado incuestionable contra la salud pública". Por ahora, Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y el Parlamento de Bélgica están de acuerdo con ellos.
Ahora, IU-ICV quiere que todo el Congreso de los Diputados, en representación del pueblo español, diga si también le parecen escandalosas las palabras del Papa. Para ello ha presentado una proposición en la que se critican las palabras del Papa y se pide que el Gobierno se pronuncie en contra de las mismas y proteste formalmente ante el Vaticano.
La proposición fue admitida a trámite por la Mesa (el órgano que gobierna el Congreso) el pasado martes y se debatirá en la Comisión de Cooperación Internacional, ya que las declaraciones atañen a países africanos que España intenta ayudar, un detalle que deja muy claro los objetivos de la iniciativa. Los miembros de esta comisión suelen trabajar con un grado altísimo de consenso.
La Iglesia católica en España se ha sentido atacada. El portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, calificó a los diputados de "grupúsculo poco respetuoso con la libertad religiosa". El cardenal Antonio María Rouco llamó personalmente al presidente del Congreso, José Bono, a expresarle su "malestar". Y el cardenal Antonio Cañizares ha dicho que es una "dolorosísima noticia" y "una ofensa a España misma", por católica.
En IU-ICV no dan crédito a lo que está pasando. "No pretendemos descalificar el magisterio de la Iglesia católica, ni poner en duda la infabilidad del Papa, si en ella creen sus fieles. No, hablamos de ciencia, salud y cooperación al desarrollo". En este contexto quieren centrar la polémica los autores de la misma: Joan Herrera de Iniciativa Per Cataluna-Els Verds (ICV) y Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida (IU). Ésta no es una cuestión religiosa, "es salud y ciencia", remachan.
Si hay algo probado científicamente en la tragedia del sida es que un condón evita el contagio. Tras conocerse las palabras del Papa, Fernando Parreño, portavoz de Médicos Sin Fronteras, aseguró que la vía sexual es, "con mucho", la más frecuente en la prevalencia del sida en África. Todos los programas contra el sida que desarrolla MSF en África "tienen la forma de prevención que científicamente se ha demostrado, repartir preservativos", dijo Parreño. "En el mundo científico se sabe que la única medida eficaz para reducir la transmisión del sida es la correcta utilización del preservativo". Médicos Sin Fronteras asegura que no tiene ninguna intención de polemizar con el Papa.
España invierte miles de euros en programas muy concretos de lucha contra el sida en África, según confirman en la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarollo. Contribuye con 600 millones de dólares (periodo 2008-2010) al Fondo Mundial contra el Sida. En África financia proyectos de varias ONG contra el sida con más de 17 millones de euros. Literalmente, España se gasta millones en repartir preservativos en países africanos.
Por tanto, es el Congreso el lugar adecuado para criticar al Papa por sus declaraciones "crepusculares y marginales", en apreciación de Joan Herrera. En efecto, un aluvión de proposiciones no de ley se aprobaron la pasada legislatura para pedir al Gobierno luchar contra el sida en África. Este diputado reconoce que se ha sentido abrumado por la reacción "virulenta de la derecha y de la jerarquía eclesiástica" ante su iniciativa. Pide a esa jerarquía que escuche a las comunidades cristianas que comparten el sufrimiento con los enfermos de sida.
Le apoya el teólogo Juan José Tamayo, para quien "esto no es un problema de relaciones Iglesia-Estado". Tamayo tiene claro que "el Congreso es un órgano soberano". En cuanto a un posible conflicto diplomático ,"no son declaraciones de un jefe de Estado, sino de un ciudadano que defiende unas posiciones que son contrarias a la vida".
Pero durante la admisión a trámite de la iniciativa se produjo una anécdota significativa, que inmediatamente dio el tono al debate. De los cuatro miembros de la Mesa del Congreso del PP, dos votaron a favor de que se debata y dos en contra. Dos lo vieron como un mero trámite parlamentario, que ya veremos cómo acaba, y dos le dieron trascendencia por tratarse del Papa. De acuerdo que no es una cuestión religiosa, pero es el Papa.
La Iglesia "considera al sumo pontífice como infalible e intocable", explica Tamayo. Pero "la infalibilidad del Papa es un dogma que afecta a los católicos que quieran creer en ella". A los demás, no. Y a sus representantes legales, tampoco. El teólogo cree que "la Iglesia no puede considerarse el cuarto poder, como árbitro que juzga a los otros tres poderes y que no puede ser juzgado por nadie". Además, espera que el PSOE apoye la proposición. "Sería una grave contradicción que el PSOE frenara esta iniciativa".
Para empezar, el PSOE no tiene una decisión tomada sobre lo que hará. Es muy posible que los socialistas traten de convencer a los autores de la iniciativa de que cambien su texto por uno menos personal, de tal suerte que se condene sin paliativos las palabras del Papa sobre el preservativo, pero sin centrar la descalificación en el jefe de la Iglesia católica. Los socialistas estarían más cómodos si se pone el énfasis en la condena por lo dicho y se deja muy en segundo término quien lo dijo. Los autores se desgañitan con el argumento de que no van contra el Papa "sino contra unas declaraciones concretas de Ratzinger", señala Herrera.
¿Por qué tanta prudencia ante algo que es una evidencia científica de perogrullo, en la que se basan incluso la política de cooperación y lucha contra el sida? ¿Qué significa que el Congreso censure las palabras del Papa? Quizá deban presentarse más proposiciones como la de Herrera para poner en valor una realidad que a menudo se ignora. La opinión del Parlamento sobre un asunto, como representante del pueblo, es la opinión de los españoles. Si la mayoría del Congreso de los Diputados condena las opiniones del Papa, lo están haciendo la mayoría de los españoles. ¿Eso significa que se censure a la Iglesia? En rigor, lo único que se aprueba es lo que pone en el texto, y en este texto no se censura a la Iglesia. Lo demás son interpretaciones.
¿No se le puede criticar porque es el representante máximo de una religión?, se pregunta Llamazares de forma retórica. "En el Congreso están representados los ciudadanos, no las religiones". No piensa lo mismo el diputado del PSOE por Granada, cristiano de izquierdas, José Antonio Pérez Tapias, quien manifiesta "un rechazo total" a las palabras del Papa, pero no considera adecuado que "las palabras de un ciudadano se lleven al Parlamento".
Cuando el Papa sentó esa tesis en África, este socialista creyente denunció en su blog la actitud, a veces, de la "Iglesia despiadada que puede ser producto de la creencia en la inmortalidad, cuando la esperanza en la resurrección no evita dolor y muerte". Pero dicho todo eso, no cree que el Parlamento deba discutir las palabras del Papa. "Si queremos hablar de las cuestiones de fondo, hablemos en el Parlamento de la relación entre Iglesia y Estado".
Como autoridad de un país extranjero, Benedicto XVI tampoco será el primero cuya política se juzga en las Cortes españolas. En septiembre de 2007, el grupo de CiU presentó una proposición que expresaba una "profunda preocupación en lo que se refiere al respeto a los más elementales derechos políticos en Venezuela" por haber cerrado la opositora Radio Caracas Televisión. Ahora, con la iniciativa del Papa, fuentes de CiU declararon a Europa Press que aprobarla supone "crear un problema" con el Vaticano.
En noviembre de 2007, el PP presentó también una proposición en el Congreso para censurar al Gobierno de Hugo Chávez en Venezuela. En el texto se hablaba de "caudillos autocráticos" y se pedía al Gobierno que apoyara a los disidentes que se oponían a la reforma constitucional promovida por Chávez.
Sin embargo, el portavoz adjunto del PP, Alfonso Alonso, ha declarado a Europa Press que iniciativas como la del Papa "desprestigian a la clase política", y que los españoles "no se merecen un espectáculo como éste". También ha dicho que la aprobación de esta iniciativa "no serviría para nada". El Grupo Popular ha presentado 376 proposiciones no de ley en lo que va de legislatura, y eso que su portavoz adjunto opina que no sirven para nada.
En marzo de aquel año, la Comisión de Exteriores del Senado aprobó por unanimidad un texto del PSOE que aseguraba que Polonia "está incumpliendo los compromisos adquiridos como miembro del Consejo de Europa y de la Unión Europea de respetar los derechos humanos y democráticos". Semejante censura de un país a otro de la UE vino provocada por la decisión del Gobierno polaco de retirar las pensiones a unos pocos brigadistas ancianos que habían defendido la República en España.
Las Cortes también han reprobado en los últimos años al ex ministro de Defensa del PP Federico Trillo por su actuación tras el accidente del Yak-42 (en el Congreso) y a la ex ministra de Fomento Magdalena Álvarez (en el Senado) por el caos de los trenes de cercanías en Barcelona.
Ni que decir tiene que si Trillo sigue en su escaño, Álvarez ha durado hasta este mes, Chávez sigue en su trono y el Gobierno polaco no ha caído, el Papa va a seguir en la silla de San Pedro después de que el Congreso le censure. Incluso es posible que no rectifique sus palabras ni se disculpe.
(Fuente:El País)
Tristemente seguimos erre que erre con la asumida idea de que España es un país católico. La constitución de consenso que se impuso a un país adocenado tras 40 años de dictadura de ultraderecha, apoyada por una iglesia que, tras aprovechar su papel de víctima en la guerra civil (me gustaría saber cuántos jerarcas: obispos, cardenales, etcétera, fueron fusilados realmente), se asentó como parte fundamental de la vida política del país, es la culpable de todo esto. Si no se cambia la constitución, como se pretende hacer para algo tan superficial como garantizar a la infanta Leonor su puesto fijo en la Corona, para dejar claro que este es un país laico -por mucha semana santa, romerias y santitos que deambulen por el folklore patrio-, la iglesia siempre creerá que tiene que tomar parte en la vida de todos los españoles, creyentes y no creyentes, católicos o de otras confesiones religiosas.
Es de tener muy poca vergüenza el recriminar a quienes atacan su intromisión en aspectos que no les atañen que son "poco respetuosos con la libertad religiosa". Lo dicen quienes son herederos de aquellos tribunales de la fe que quemaban públicamente a herejes y brujas, torturaban a inocentes y han promovido guerras desde que dejaron de ser alimento para los leones, escondidos tras la figura de Cristo y la fe verdadera. Siguen siendo los mayores herejes y los más alejados de la figura de Jesucristo. Que se conformen si se les critica: mejor eso que devolverles el daño que han hecho a la sociedad civil mediante sus propios métodos: una buena hoguera.
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