Corre la pluma de Homero. Se detiene en el canto IX de la Odisea. Allí Ulises relata lo que le sucedió en el País de los Lotófagos. Como su nombre indica, los lotófagos son hombres que se alimentaban de “loto”, un fruto “dulce como la miel”.
Menos cautos que su jefe, algunos de los marinos los probaron y después “ya no querían llevar noticias ni volverse, antes deseaban permanecer con los lotófagos, comiendo loto, sin acordarse de volver a la patria”. Aparentemente eran pacíficos, afables y felices, libres de ansiedad.

Pero Ulises obliga a sus compañeros a abandonar el lugar y proseguir el viaje. Habrá de hacer un azaroso periplo hasta regresar a Itaca, donde aún tendrá que matar a los pretendientes que acosan a Penélope. En caso de existir una remota base real del episodio, no sabemos que puede ser el “loto”. Parece que la flora de esa comarca era algo diferente a la del Jardín del Edén. El fruto que nutría a los lotófagos les otorgaba un paraíso. El que comieron Adán y Eva les ocasionó su pérdida.

¿Por qué el prudente Ulises rechazó oferta tan tentadora a cambio de un proyecto lleno de peligros y zozobras?

Porque el “loto” da la serenidad pero también da el olvido. Los que comen el fruto del poema homérico olvidan su patria, es decir el lugar donde están sus conflictos. Y los conflictos se enfrentan con ansiedad y con miedo, con un estado de alerta para el que contamos con estructuras previas; pero mucho más con las ansiedades y los miedos aprendidos a través de la experiencia y las huellas que deja en la memoria. Quizás por eso las estructuras cerebrales implicadas en los circuitos de la ansiedad también están relacionadas con la memoria.



(Fuente: http://enrike45.wordpress.com/2006/11/12/¿por-que-los-lotofagos-no-sufrian-ansiedad/)

Si estáis leyendo este "post", es que estoy de viaje en el país de los lotófagos, después de una opulenta cena de doritos con salsa de queso, nueces, dátiles, un Apple Pie del McDonalds, chocolate con almendras Nestlé, leche condensada y un yogur con Bífidus...

Por ahora...

Y ahora, ¿cuál es la única fruta posible para la descripción de Homero?

La bellota.

Comentarios

Entradas populares