Reflexiones calurosas
Qué de tiempo sin escribir en el blog... Esto del calor veraniego me está matando. Cuando llego a casa del trabajo no me quedan ganas de ponerme a escribir. Además, estoy muy liado con el artículo para la revista de Arqueología de la Arquitectura; me está dando quebraderos de cabeza, más que nada porque no me gusta escribir por obligación, pero no me queda otra. Al menos ya lo tengo estructurado y la parte gráfica la tengo terminada, casi...
Ahora entiendo a los de los informativos en verano. Noticias hay, pero a quién le interesan con la calor que hace...
Curiosa la forma de agonizar de Fidel Castro, porque ese hombre está enfermo, aunque en Cuba quieran hacernos creer que se conserva mejor que Sharon Stone. No entiendo por qué insisten en mostrar a todo el mundo que el "Comandante" está como una pera. Tiene 83 años, una enfermedad terminal que nadie quiere reconocer, pero está "estupendo de salud". ¿No es lo normal en estos casos ir empeorando? ¿Acaso Fidel no es Fidel sino Benjamin Button? ¿Tiene algo que ver el origen gallego de Castro? ¿Es familia de Manuel Fraga?
La próxima foto que van a enseñar, para demostrar que está mejor, será esta:
El Comandante mejor que nunca...
Ayer fuimos a bañarnos a La Caleta, en la playa que se forma en el malecón que lleva al Castillo de San Sebastián. Un día de estos, cuando mi memoria lo permita, me compraré un "snorkel" para practicar un poquito con el tubito de marras, que cuando hice el curso 1 estrella fue lo que peor se me dio. No sé si por tanto fumar o por debilidad pulmonar innata, pero cuando tenía que soplar para echar el agua fuera del tubo no tenía cojones. Por poco me ahogo.
En fin, a ver si voy a por el equipo y así aprovecho también para relajarme mirando el fondo rocoso.
Después, quedamos con unos amiguetes de Don Benito para tomar unas tapitas en La Palma. Echamos un buen rato. La verdad es que me gusta que vengan a verme a Cádiz, porque yo salgo de esta isla cada día menos. Me estoy volviendo insular recalcitrante. Lástima que tenga tan poco arte, si fuera capaz de aprenderme algo de memoria solicitaría el ingreso en una chirigota, para estar integrado del todo.
Dejo una foto del atardecer gaditano, trimilenario regalo del sol a la ciudad más antigua de occidente; hermoso ocaso del astro rey que seguro contempló Julio César cuando fue magistrado en la Tacita de Plata.
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