Estereotipos

Ángeles Caso, en su artículo del 23 de agosto, describe con acierto y más que justificada indignación, la imagen que se da de la mujer en las televisiones nacionales. La excusa esgrimida por los creadores de contenidos televisivos de estar reflejando la realidad social es desafortunada, tanto en cuanto ese reflejo, en una sociedad basada en lo audiovisual como la actual, es bidireccional. El deseo de encajar en esos modelos va infiltrándose en la realidad cotidiana fomentando la imitación de los mismos, sin entrar aquí a valorar las virtudes o defectos de éstos, aunque la mayoría de las veces sean contrarios a lo que se ha perseguido desde los albores del feminismo para la mujer como género. Aún hay un largo camino que andar para que la imagen de la mujer se desligue de la imperiosa necesidad de estar esplendida como paso previo para poder demostrar su valía, más allá de los estereotipos. Y el género masculino sufre de los mismos dolores: somos muchos los hombres que sabemos cómo poner una lavadora, cambiar pañales e incluso, planchar nuestras camisas, independientemente de lucir o no unos trabajados abdominales.