Any given sunday
Hoy me desayuné en la plaza de la Catedral, en el bar del mismo nombre que el templo frente por frente. Había quejas generales acerca de la instalación de la carpa de Unicaja entre los habituales de este tranquilo rincón del intramuros gaditano. Las más de ellas, recordando que la Alcaldesa ha tomado por costumbre hipotecar el uso y disfrute de todos los ciudadanos de la plaza; otras voces auguraban conflicto por la reacción de "Cultura", en referencia a la toma de posición de la Delegación Provincial, respecto a la infracción de la ley en cuanto al respeto a la protección del patrimonio histórico aquí cometida.
La Delegación estará a la espera de las instrucciones del "politburó" para reprender al consistorio local o no, dependiendo de qué vientos arrecien para la recién estrenada temporada política. Supongo que la Alcaldesa estará afilando los puñales también.
De momento, la servil prensa local se pronuncia sobre la polémica haciéndonos el cuento de las Cajas de Ahorros, rememorando su origen altruista; sutil pero ingenuo argumento, máxime en época de vacas flacas para los que aspiran a una hipoteca o a refinanciar deudas con la entidad.
Aparece también un artículo de Fierro acerca de la conveniencia de reconstruir el Castillo de la Villa, con los pies de foto que acompañan al texto completamente equivocados, así como una alusión a la muralla encontrada en San Juan de Dios. No aparece foto de ésta última, obviamente por instrucciones del malvado Rochefort, guardián celoso de los intereses económicos de la Diócesis, ya que no cuadrará con sus planes de "hacer ciudad".
Está en lo cierto el historiador local respecto a la recuperación del castillo bajo la Guardería Municipal, pero tras el gasto que ha supuesto la reforma de la misma, no creo que esté el Ayuntamiento en muy buena disposición al respecto. A este concejo le va más la grandilocuencia de Entrecatedrales, la colocación de pajarracos jaula, candados y lápidas recordatorias a los cuatro vientos, como en la rotonda de Zona Franca. Esto último no me parece mal en el fondo, pero sí en la forma. Podrían haber puesto una placa mucho más estética y reducida en tamaño, y no cuatro monolitos de aspecto funerario. Además, respecto a estos homenajes a políticos asesinados por el terrorismo, pienso que están fuera de lugar mientras no existan los mismos hitos conmemorativos para todos y cada uno de los caídos por la Patria pertenecientes a la Guardia Civil, la Policía Nacional y el Ejercito. ¿O nadie recuerda que antes de los políticos caían otros servidores del Estado y nadie iba de manifestación por ello?
Acaba el verano, los brotes verdes de la economía se tornan ocres con la inminente llegada del Otoño en El Corte Inglés, vuelven los coleccionables, la liga (esa gran tabla de salvación para la política patria), el Abdominator de la FAES y el curso escolar. Todo vuelve a su orden natural.
Por cierto: ¿Pondrían ustedes una carpa del Santander en medio de la Plaza de San Pedro en Roma?
Yo, tampoco.
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