Wikileaks, o Jorge Javier elevado a las potencias mundiales.
La que se ha armado con Wikileaks era de esperar. Seguro que, antes, los líderes mundiales se divertían mucho con las noticias sensacionalistas de la prensa amarilla. Era muy divertido ver fotografías de alguna que otra famosa enseñando las bragas, o la ausencia de tal prenda íntima, en un robado. Comentar entre risitas pueriles el tamaño del miembro viril de cualquier famosillo pillado ventilando la chorra en la cubierta de un yate, o partirse el pecho con las excentricidades confesas de los nuevos ricos vendedores de exclusivas. Pero llega este señor australiano llamado Assange, funda una web con nombre casi de fontanería, filtra unas realidades estremecedoras y terroríficas (el asesinato de civiles desarmados, sospechosos de ser terroristas, insurgentes, o como quieran denominarlos eufemísticamente) y todos empiezan a ver el peligro de un mundo sin secretos. Para colmo, no conforme con desvelar al público en general lo que la CNN no se atrevía a enseñar sobre la realidad de una guerra del siglo XXI (que los muertos y heridos sangran y manchan tela cuando son alcanzados por una bomba inteligente, o por una ametralladora de precisión mortal), va el Julian y saca a la luz los chismorreos diplomáticos estadounidenses sobre los demás países satélites del imperio*. Un "Sálvame" que ya quisiera haber presentado Jorge Javier Vázquez.
La reacción no se hace esperar: se sacan los trapos sucios de la cabeza visible de Wikileaks y se le persigue con saña. Ordenes de detención internacional, que ya quisiéramos muchos se aplicaran con igual celo a genocidas dictadores, especuladores avariciosos u otros elementos de la misma ralea; privación a la web de sus medios de financiación y alojamiento en servidores, descalificación pública mundial conjurando el popular miedo indefinido a una amenaza global, etc.
Es la primera vez que se hace evidente que la lucha contra el terrorismo internacional es cuestión de ponerse. Si son capaces de hacer que Suiza congele las cuentas de Assange, es lógico pensar que podría hacerse lo mismo con las vías de financiación terroristas, de los carteles de la droga, de los corruptos, etc. ¿No creen?
No sólo eso, también se hace palpable la realidad disfrazada de Ronald McDonalds y demás iconos contemporáneos de la existencia de un juego mundial de dominación y control de intereses "all around the globe" disputado entre EE.UU. y sus aliados frente a la emergente China, esta sin los dilemas éticos de aparentar ser democrática.
Tampoco sería difícil deducir que la cumbres del clima, tan sonadas y rimbombantes, no son más que escaparates para que el mundo piense que a nuestros amados líderes les importa un pepino (ecológico) el cambio climático y la destrucción de la biodiversidad del planeta. Para salvar a la humanidad de una catástrofe no son tan eficientes ni de lejos. Pero, tranquilos, que ya van los salvapatrias de siempre a hacer negocio con el tema. Duermo mucho más tranquilo desde que me he enterado que Aznar se ha vuelto ecologista. Caigo como hipnotizado cuando dejo caer la cabeza en la almohada y resuena en mi cabeza esa cantinela con acento tejano que repite: "Estamos trabajando en ellooo..."
La reacción no se hace esperar: se sacan los trapos sucios de la cabeza visible de Wikileaks y se le persigue con saña. Ordenes de detención internacional, que ya quisiéramos muchos se aplicaran con igual celo a genocidas dictadores, especuladores avariciosos u otros elementos de la misma ralea; privación a la web de sus medios de financiación y alojamiento en servidores, descalificación pública mundial conjurando el popular miedo indefinido a una amenaza global, etc.
Es la primera vez que se hace evidente que la lucha contra el terrorismo internacional es cuestión de ponerse. Si son capaces de hacer que Suiza congele las cuentas de Assange, es lógico pensar que podría hacerse lo mismo con las vías de financiación terroristas, de los carteles de la droga, de los corruptos, etc. ¿No creen?
No sólo eso, también se hace palpable la realidad disfrazada de Ronald McDonalds y demás iconos contemporáneos de la existencia de un juego mundial de dominación y control de intereses "all around the globe" disputado entre EE.UU. y sus aliados frente a la emergente China, esta sin los dilemas éticos de aparentar ser democrática.
Tampoco sería difícil deducir que la cumbres del clima, tan sonadas y rimbombantes, no son más que escaparates para que el mundo piense que a nuestros amados líderes les importa un pepino (ecológico) el cambio climático y la destrucción de la biodiversidad del planeta. Para salvar a la humanidad de una catástrofe no son tan eficientes ni de lejos. Pero, tranquilos, que ya van los salvapatrias de siempre a hacer negocio con el tema. Duermo mucho más tranquilo desde que me he enterado que Aznar se ha vuelto ecologista. Caigo como hipnotizado cuando dejo caer la cabeza en la almohada y resuena en mi cabeza esa cantinela con acento tejano que repite: "Estamos trabajando en ellooo..."
*Un imperio (del latín imperium) es el poder de un Estado que domina los territorios de varias naciones, y a cuyo frente está el Emperador. También se denomina Imperio al conjunto de los territorios que rige un estado imperial. Por extensión, "imperio" puede referirse también a la etapa histórica donde una etnia o nación, desarrolló una política imperial o bien a la potencia que ejerce el poder imperial.
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