Proyecto personal
Mi padre, cada vez que cruzábamos el puente de Triana camino de casa de mis abuelos, decía que cuando estuviera cerca de la jubilación iba a volar con la avioneta bajo los puentes de Sevilla. Era mucho antes de que el Guadalquivir contara con todos los actuales, existiendo sólo el mencionado de Triana o Isabel II, el del Generalísimo, el de Los Remedios y el de Alfonso XIII o Puente de Hierro.
No llegó a hacer tamaña locura. Supongo que con la edad se va uno volviendo más prudente.
Yo tengo un proyecto personal que también quiero llevar a cabo, tarde o temprano, más que nada porque será mi forma de dejar de lado mi preocupación por la salvaguarda del patrimonio histórico-artístico que, dicho sea de paso, en este país sólo termina granjeando enemistades. Será mi manera de decir: "Anda y haced lo que os salga de la pinga, paletos de mierda." No prometo nada, pero como estoy loco perdido a diferencia de mi progenitor -en sus cabales hasta la más desesperante perfección y sana envidia-, igual termino realizando mi proyecto personal. Además, siempre he admirado a los artistas del graffiti, pero por esas cosas de la urbanidad y educación recibida nunca me atreví a pintar nada en un muro, más allá de alguna que otra caricatura en la medianera de un solar que estuviera excavando. Qué mejor homenaje.
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