Más mentiras.
Han sido cuatro años de auténtico suplicio que ahora comienzan a ver la luz. La residencia de mayores de San Juan de Dios, promovida por el Obispado de Cádiz, abrirá sus puertas a mediados del próximo mes de febrero, según informó ayer la empresa adjudicataria de este proyecto, Gerón, a la propia Diócesis.
La firma, especializada en este tipo de equipamientos de carácter social, ya cuenta con la autorización de funcionamiento del centro que ya está totalmente equipado. Sólo está pendiente de la acreditación como residencia asistencial para así concertar las plazas con la Junta de Andalucía, lo que podrá estar cerrado en no más de dos semanas. Cumplido todos estos trámites se podrá abrir el nuevo complejo y poner fin a cuatro años de continuos dolores de cabeza para la Iglesia gaditana.
"Va a ser una residencia pionera, no sólo en cuanto al equipamiento humano y técnico con el que va a contar sino también por su magnífica ubicación", destaca a este diario el obispo Antonio Ceballos.
Al fin y al cabo el Obispado se ha gastado algo más de 12 millones de euros en las obras y en el abono de los sueldos de 47 antiguos trabajadores del Hospital que han recibido su salario a lo largo de estos últimos cuatro años con dinero salido de las arcas de la Iglesia.
La partida más costosa ha sido la de la propia reforma del histórico edificio. Éste casi se ha tenido que vaciar por dentro habida cuenta del precario estado en el que se encontraba, con un coste final de 9.5 millones de euros, frente a los cinco millones inicialmente previsto. La Iglesia ha tenido que asumir también el pago de los costes de los trabajos arqueológicos durante los cuales se descubrieron importantes restos de la antigua muralla medieval de la ciudad así como zonas de la dominación romana. Aquí se ha gastado 510.000 euros. Sorprendentemente, y a pesar de la importancia de los restos localizados que, según muchos historiadores, van a provocar que se haya que reescribir una parte de nuestra historia, la Iglesia no ha contado con ayuda financiera alguna por parte de la Delegación Provincial de Cultura.*
Por si fuera poco, el año que se invirtió en la ejecución de estos trabajos arqueológicos acabó por afectar de lleno a todo el proyecto por cuando le afectó la llegada de la crisis financiera, de la que la obra se hubiera librado si se hubiese cumplido el calendario previsto para esta actuación.**
La Iglesia ha asumido también el coste de cuatro años de salarios para la vieja plantilla del Hospital. Han sido 1,7 millones de euros para 47 personas, que ya han sido contratadas por Gerón.
Esta enorme inversión, más que considerable para las siempre mermadas arcas de la Diócesis gaditana, una de las que menos ingresos tiene de toda la Iglesia española, ha afectado de lleno a otros proyectos planteados en la provincia, aunque siempre con un menor carácter social.
Una vez se abra el geriátrico, se contarán con 125 plazas para mayores con lo que se reducirá notablemente el importante déficit que en este campo tiene la ciudad.
Igualmente, en una primera fase, funcionarán 20 plazas en el centro de día con la posibilidad de incrementarlas hasta algo más de cuarenta.
En cuanto a la creación de empleo, cuando la residencia esté totalmente en marcha se contará con una plantilla de ochenta personas, más la incidencia que pueda tener en los locales de hostelería y comercios de las inmediaciones.
Fuente: José Antonio Hidalgo, en Diario de Cádiz (08.01.2011)
Bueno, vamos a aclarar un par de cosas que, como es habitual, el Sr. Hidalgo no cuenta:
* Las actividades arqueológicas las paga el promotor de las obras que motivan las mismas, en especial las que se enmarcan dentro de la categoría de "Actividades arqueológicas de Urgencia". En este caso el promotor era el Obispado de Cádiz, que dicho sea de paso hizo todo lo posible para dificultar la labor del equipo arqueológico, con ordenes expresas a los esbirros de la constructora para este fin (recompensado tal trabajo con la salida de los responsables de la obra en la consiguiente quiebra de la empresa constructora sin más. Roma no paga traidores, ni siquiera hoy). También, medrando en los despachos de la Delegación de Cultura para evitar tener que sufragar gastos que le competían como marca la ley e influyendo en las decisiones de la Comisión de Patrimonio a su favor.
No sólo eso. En cuanto se escuchó la palabra publicación, el Sr. García Solano intentó quedarse con los derechos del director de la actividad sobre la propiedad intelectual de los resultados de la misma. Todo para intervenir igualmente en lo que se pudiera escribir al respecto de su papel en esta obra. A su favor, obviamente, ante lo cual tuvo que enfrentarse con quien suscribe a viva voz y con amenazas legales, todo delante del responsable del BBVA al que iba a pedir más dinero para la obra y de los operarios mencionados anteriormente. Esa cosa, que presuntamente parece persona, salió de allí con cabeza por la intercesión de uno de mis jefes; de no ser así, estaría escribiendo esto desde Puerto II. Yo salí de allí con la cabeza bien alta, porque no quise mancharme las manos con la putrefacta sangre de un ser sin honor, calvo y feo.
Para terminar con este punto, decir que a día de hoy el mencionado individuo, faltando a su palabra y demostrando la clase de persona que es, se ha negado a abonar a la empresa adjudicataria de la actividad arqueológica devengos que se le adeudan. Pero esto está en manos de los abogados, por lo que no voy a entrar en el tema.
** La actividad se desarrolló en el tiempo y forma adecuados a la cantidad de restos existentes en el solar del Hospital de San Juan de Dios, ahora convertido en Geriátrico. Al llegar el equipo arqueológico al edificio, aún no se habían ejecutado los trabajos de derribo previstos, además de encontrarse con el inconveniente de tener que retirar forjados que "nadie" supo prever que estaban en estado ruinoso. Los retrasos que, convenientemente se achacan a la actividad arqueológica, son directamente imputables a una mala gestión por parte de personas incompetentes al cargo de la obra. Primero no supieron ver, y es increíble dado el lugar donde se encuentra el solar ocupado por el Hospital, las dificultades que iba a traer reformar un edificio de tales características en pleno casco histórico. Segundo, no permitieron que se realizaran los estudios previos pertinentes, prefiriendo meter maquinas directamente, las cuales levantaron sin control arqueológico más de dos metros de enterramientos, tratando los restos de manera poco pareja con el respeto cristiano debido; estos movimientos de tierra fueron los que provocaron la paralización y la clasificación de la actividad como "urgente", eso sí, evitando la preceptiva multa que deberían haber afrontado de no ser por el trato de favor otorgado por la Delegación de Cultura al Obispado.
Y el que pueda decir que esto que afirmo no es cierto, que tenga los cojones de venir a pedirme explicaciones.
He dicho.
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