Marionetas con hilos de oro

Cada vez está más claro, para todos aquellos que piensan y no se dejan llevar por las corrientes mediáticas de opinión, que los políticos no son más que marionetas del poder sujetas con hilos de oro. La reciente polémica por el anuncio de los sueldos millonarios (para lo que a ellos les interesa se habla en euros, para lo que no, en pesetas) que perciben los ex-presidentes González y Aznar como consejeros de empresas privadas, junto con sus pensiones vitalicias provenientes del Estado, así lo certifican.

Mientras la crisis provoca el llamamiento de las clases dirigentes a un cambio en el sistema de pensiones, los políticos siguen cobrando sueldos desorbitados, frente a la mayoría de los españoles de a pie, que ven cómo merman sus ingresos cada día con el aumento de los precios al consumo de básicos como la electricidad, el gas, etc. Todo dirigido por los verdaderos dueños del país, los bancos y las empresas multinacionales que, no contentas con la situación que atraviesa el país y la merma de sus ganancias, se atreven a reunirse con el rey para pedirle cuentas y que interceda en el ámbito político, como también escenificaron con el presidente del gobierno. 

Los sindicatos, verdaderos traidores al estamento trabajador, renuncian a liderar un movimiento social de repulsa y protesta contra unas soluciones que pretenden que seamos los ciudadanos los que paguemos el pato de una crisis creada por la avaricia de unos pocos pudientes. Los trabajadores, desunidos en las actuales circunstancias, en las que los puestos de trabajo penden de un hilo, se dan puñaladas traperas por ver quién es el más perruno con el patrón, y se quejan sólo en los bares o en casa, dándole la tabarra a la mujer y los hijos.

La Iglesia, lejos de ayudar, aprovecha las circunstancias para despertar los fantasmas del miedo a la ira de Dios que se cierne sobre nosotros todos, cristianos o no, por haber perdido los valores éticos y morales de occidente. Valores que, por cierto, no eran tan importantes cuando la situación económica era satisfactoria para la venta de parcelas en el paraíso, los bonos basura de las religiones.

La derecha, en su papel de oposición pasiva, a ver cómo se derrumba el partido que gobierna, sin aportar soluciones más que la alternancia en el poder. La misma corrupción que anida en un partido, anida en otro, pero no se producen los cambios necesarios para que una generación nueva gobierne y aporte sus ideas para la mejora del país y beneficiar a la ciudadanía. 

Lo peor es que, mientras, el mundo amenaza con colapsar como ecosistema que nos sostiene, sin que prestemos atención a la realidad, preocupados todos por reflotar un sistema obsoleto y a todas luces necesitado de relevo. El dinero, el verdadero rey del mundo, sigue moviendo los hilos de los títeres que defienden sus intereses económicos y hegemónicos.  


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