El cementerio de Cádiz, una oportunidad.
Casi 100.000 individuos permanecen enterrados en el antiguo cementerio de Cádiz, lo que va a ralentizar los planes de hacer del lugar un parque frente al mar, según informan los medios locales hoy. Quizás el problema es que no se está planteando una alternativa realista al camposanto. Situado junto a la orilla del mar, podría ser un lugar idóneo para crear un museo al aire libre sobre usos y costumbres funerarias. Bajo los restos más actuales se encuentra con seguridad parte de la necrópolis del Cádiz de la antigüedad, incentivo más que suficiente para disponer un plan de excavaciones arqueológicas para desenterrar esta parte del pasado de la ciudad. Es una oportunidad única de disponer de la información arqueológica in situ, así como disponer de ella para la musealización del área, junto con los enterramientos de época contemporánea. No creo que nadie se opusiera a mantener un lugar tan unido a la ciudad y sus habitantes como área de conocimiento y reclamo turístico, especialmente ahora que existen circuitos europeos de cementerios singulares (con el beneplácito del Consejo de Europa, a instancias de la ASCE) a nivel europeo.
La cultura de la muerte es cultura también, valga la redundancia. Es parte de la herencia de nuestros antepasados, y como tal debería ser puesta en valor, para la mejor comprensión de ese estadio intermedio del alma que es la muerte por parte de las nuevas generaciones.
Puede ser compatible con el proyectado parque, pero sin dejar de lado su uso en el pasado. Un atractivo turístico más para la ciudad más antigua de Occidente. Ahí está la idea. Ahora falta alguien que la lleve a cabo con los medios necesarios y el ánimo firme de apostar por la cultura como motor de desarrollo socioeconómico.
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