Carnaval vs. Iglesia

(...) La hermandad de la Sagrada Cena, que estos días celebra el triduo a sus titulares, lanzó el miércoles un comunicado en el que convocaba a todos los hermanos, cofrades y fieles en general a que asistieran al acto de oración de este mes -celebrado ayer- para hacer acto de desagravio a Jesús Sacramentado por las "ofensas" de algunas agrupaciones de Carnaval en el pasado concurso. (...)
Pues sí, la Iglesia -o al menos parte de ella, diez personas-, se ha sentido agraviada por alusiones de algunas agrupaciones del Carnaval. Curioso, más que nada porque el Carnaval es una manifestación cultural mucho más antigua que la de "vestir santos".

Sabemos que el Carnaval tiene su origen en las Saturnales romanas, aunque se encuentran vestigios anteriores en diferentes culturas de la antigüedad.

En Grecia, en Roma, en los países teutones y en la sociedad celta existía la costumbre de pasear un barco con ruedas (carrus navalis). Encima de él se representaban danzas satíricas y obscenas. Se tiene constancia de ello desde el siglo VI a.C. en Grecia, y hacia los últimos años del Imperio romano.

Al culto de Dionisos en Grecia se correspondió con el de Baco en Roma. Allí se celebraban las Bacanales, las Saturnales y las Lupercales. Todas ellas con un denominador común: el paso de ser unas ceremonias de origen espiritual-religioso, sagrado-ritual a convertirse en fechas en que el desenfreno, la sátira y el desorden civil era la norma.

Treinta días antes de las fiestas Saturnales, los soldados romanos escogían al más bello de ellos y lo proclamaban rey. Lo vestían como tal y le daban sus atributos. En ese período de tiempo, tenía todo el poder como rey sobre los soldados, pero el último día debía suicidarse ante el altar del dios Saturno al que representaba.

En Olimpia, Creta y otras poblaciones de Grecia se inmolaba anualmente a un hombre que representaba a Cronos, el equivalente al Saturno de los romanos. En Rodas se le llevaba a las afueras de la ciudad, se le embarraba y se le ejecutaba.


Otra teoría es la institucionalización de la fiesta en Roma por Publius Hostillius dedicándola al primer santuario en honor a Saturno y cuya liturgia se estableció en el año 217 a.C. En aquellas calendas se celebraba durante un solo día el carnaval: el 17 de diciembre.

Augusto amplió a tres días esas fiestas. Calígula a cuatro y finalmente Domiciano las decretó para una semana. Se realizaban fiestas, intercambios de regalos, ferias callejeras, había indultos y amnistías judiciales, se acordaban treguas militares y muchas más actividades.

Todo esto antes de la llegada del cristianismo y la doble moral, claro. La Iglesia adaptó los cultos paganos a su conveniencia, incluida la Navidad cuando fué establecido el catolicismo romano bajo las falsas pretensiones religiosas de Constantino, aproximadamente por el año 325 d. C. Toda la mezcla del paganismo babilónico y romano, fue introducido deliberadamente al cristianismo. La antigua Semiramis (Venus,Osiris, etc.) pasó a llamarse “virgen María” y a la encarnación del dios sol Tamuz (Baal, Moloc, etc.) , se le llamó “Jesús”.


El festival del solsticio de invierno celebrado el 25 de diciembre de cada año, pasó a ser la fecha oficial del nacimiento de Jesús y la antigua costumbre de la entrega de regalos y presentes, fué acomodada en función de la experiencia que tuvieron los magos al visitar al niño Jesús, entregándole “regalos”. El antiguo árbol que la religión de Babilonia adornaba en celebración del nacimiento de Tamuz, pasó a llamarse “el árbol de Navidad”.

En fin, que para una fiesta que se mantiene, encima molesta a los cuatro pacatos de siempre. Y sin embargo no les molesta que los obispos vayan en buenos coches, coman en la misma mesa que los que no entrarían en el Reino de Dios antes que un camello entre por el ojo de una aguja, participen del lucro de los actuales mercaderes del templo, etc...

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