La gota que colma el vaso...
Bueno, ya se acabó. He tomado una determinación respecto al teléfono móvil: he solicitado el traslado de mi número de teléfono a una tarjeta de prepago (no menciono a qué compañía porque son todas la misma escoria) para que no me tomen más el pelo. Vendo el iPhone 3GS y ya no volveré a tener servicios de datos, mail, lavadora automática integrada en el celular, ni más gilipolleces. Sólo llamadas, y específicamente, recibir llamadas, porque no pienso llamar ni a mi madre. Vuelvo a aquellos años felices de cabinas telefónicas y recados en el bar.
Motivo: Telefónica Movistar me ha chuleado un total de 257€, impuestos no incluidos, en concepto de conexiones a internet ¡teniendo contratada una Tarifa Plana iPhone! No contentos con ello, cuando llamo al centro de atención telefónica, me dejan una media de 20 minutos en espera, con la mierda de sintonía de los anuncios Vomistar; cuando por fin me atiende alguien que entiende el castellano medianamente, como se trata de reclamaciones, o me dejan en espera indefinidamente hasta que me canso y cuelgo, o me dicen que tienen un problema con el sistema informático -que, por cierto, debería darles vergüenza dar esa excusa mientras venden soluciones profesionales en comunicación-, y sólo pueden atender casos de pérdida o robo del terminal.
Lo mejor de todo es que, viendo que no me atendían por teléfono, me acerqué a la Tienda Movistar más cercana para ver si ellos podían arreglar algo. Dejaron a la chica de la tienda en espera más de 15 minutos, para terminar diciéndole que me pasara el teléfono. Cuando me pongo al aparato, la señora que atiende la llamada me dice solicita todos los datos, otra vez más, y lo único que me dice es que me llamará en cuanto pueda. Aún estoy esperando que me llame, por cierto...
Así que abandono. Me rindo a la evidencia de que en este país en el que la CNMT, que encima la forman los mismos bandoleros que dirigen las compañías de telecomunicaciones, sirve para una mierda, además de mantener a la mayoría de los usuarios en niveles vergonzosos de servicios en comparación con otros países más avanzados, no se puede tener un móvil de última generación. Me vuelvo a mi Nokia-ladrillo y ya no gastaré más en telefonía móvil.
Ni aunque me ofrezcan a esta señora para solaz de mi lujuria vuelvo a tener contrato...*
Lo mejor va a ser cuando me llamen para ofrecerme chuminadas a cambio de permanecer en la compañía: pretendo dejar en espera, con la música de Spotify, al comercial que me llame, mientras preparo la comida, limpio el baño o tomo un baño; y si, cuando vuelva de hacer mis cosas, sigue el comercial al aparato, le diré que no puedo atenderlo, que llame mañana, que tengo un problema en el sistema informático.
* Fuente ilustración (o señora buenorra): Serpieri. A la recherche de Druuna. Obsession. Ed. Baghera
* Fuente ilustración (o señora buenorra): Serpieri. A la recherche de Druuna. Obsession. Ed. Baghera
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