Humo
El alma debe ser de humo. No se me ocurre otro estado más adecuado. Morir debe ser consumirse en una lenta ascensión hacia la otra vida, como el humo de un cigarrillo en los dedos de Humphrey Bogart. Un ascenso por el hilo plateado que oscila con la más leve de las corrientes de aire. Un sfumatto que nos difumina la existencia debe ser la muerte, goma de borrar del gran arquitecto, en constante reformado de proyecto. La chispa de la vida debe transformarse irremediablemente en humo, es una cuestión de química elemental.
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