Teniente Seblón


Un local con gusto, buena carta de platos internacionales, de los cuales destacaría las Dolmades y el Carpaccio. Buen ambiente y buena selección de vinos. En pleno corazón del Pópulo, junto al Ayuntamiento. Según la reseña de la web del Ayuntamiento de Cádiz:

"El personaje de la novela de Genet, Querelle de Brest*, da nombre a este nuevo local regentado por un madrileño, Paco y un catalán, Manel.
Situado en el Barrio del Pópulo, este “deli-bar” de decoración minimalista, recicla de forma impactante el concepto de la tradicional taberna. Puedes acompañar cerveza bien tirada, vinos o cavas con lo que denominan “cool- food”; ensaladas, carpaccios, tostas y platos calientes fuera de lo común. Las estrellas son la ensalada catalana tipo xató, la tosta de escalibada con anchoas y los carpaccios de Carne o Atún. De cara al invierno amplían su oferta de platos calientes con las Supremas de pollo al roquefort y el lomo Florencia. Por si fuera poco, ofrecen tapa del día y ponen aperitivo gratis con la consumición. Es posible adquirir allí mismo algunos de los productos usados en su cocina. Disponen de terraza donde probar estos manjares. Podrás degustar un excelente café desayunando, o por las tardes, en las actividades programadas en el “Café Literario”, previa inscripción en el local. Hay a tu disposición prensa, revistas y una pequeña biblioteca. Ofrecen exposiciones mensuales de pintura y fotografía. Los fines de semana El Seblon se convierte en punto de encuentro donde tomar la primera copa. Sin duda un bar diferente con amplia y novedosa oferta cultural y gastronómica."

*Querelle de Brest es, en muchos aspectos, el libro más duro de Genet. Asistimos a la historia del ladrón y asesino Georges Querelle, un recio y amoral marinero, que proclamará: "mi esposa es la mar; mi amante es mi capitán". Los bajos de su pantalón están orlados de semen: son los gloriosos trofeos de sus juergas nocturnas en Brest. El seductor Querelle, ladrón y sodomita ocasional, asesinará por muy diversos motivos: para robar, para borrar sus huellas, para protegerse de testigos incómodos. Al término de cada asesinato, de cada robo, se someterá a rituales expiatorios, que tendrán como finalidad purgar sus crímenes. Estos rituales pasarán por intensas sesiones de sometimiento a diversos hombres, y constituirán su bautismo de fuego. A su alrededor se mueven diversos personajes que sólo buscan rozarse con el fatídico marinero: su hermano Robert, una especie de imagen reflejada en el espejo del propio Querelle, el anverso de la misma moneda, y amante de Madame Lysiane, la madame de “La Féria”, el burdel más conocido de Brest, una poderosa mujer que se enamorará perdidamente de Querelle y que fantaseará sobre los hijos que los dos hermanos Querelle podrían tener si se lo propusiesen; el marido de Lysiane, Nono, con quien Querelle tiene diversas experiencias sexuales, y que redimirá en letra carnal el primero de los asesinatos del marinero; el policía Mario, cuya relación con Querelle fluctúa entre el más exacerbado celo profesional y el más explícito de los amores carnales; el Teniente Seblon, oficial al mando del navío “Vengador”, de cuya tripulación forma parte Querelle, y que en su diario íntimo desgrana con desgarradora poesía el amor que siente por aquel al que convertirá su ayudante personal para tenerlo más cerca; Gilbert Turko, el albañil polaco, asesino circunstancial, prófugo desgraciado, que protagonizará junto a Querelle varias escenas de un vago erotismo, pero mucho más explícitas que nunca en esta nueva versión… Georges Querelle oficia en este universo de omnipotente sol central, alrededor del cual gravitan los demás planetas, rocas asesinas con un cargamento de sangre y semen. Todos los personajes, salvo el Teniente Seblon (abiertamente homosexual y afeminado) y Madame Lysiane, son ejemplos de masculinidad violenta, soberana, de gracia animal, de cruel dominio sexual.Por la belleza de sus imágenes, por la calidez y la sensualidad de sus escenas, por la inusitada violencia de sus peleas y de sus encuentros sexuales, Querelle de Brest corta como un cuchillo nuestra percepción de la naturaleza del amor, hiriéndola de muerte. Querelle es quizás la más soberbia crónica de la depravación y un canto a la brutalidad de las querencias. Un texto necesario en estos tiempos de medias verdades y de acomodaticias posiciones estéticas.



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