Españoles a tomar por culo sin salir de casa
Mi gozo en un pozo. Ni siquiera puedo irme de aquí. Paso a formar parte del también numeroso colectivo de españoles que no pueden marcharse a buscarse la vida fuera de nuestras fronteras. La falta de recursos económicos para pagar los gastos derivados de un traslado, pasaje, alquiler de habitación con su correspondiente depósito, manutención hasta cobrar el primer mes, así como la abrumadora realidad de tener compromisos familiares y afectivos hacen inviable mi partida. No me queda más que seguir intentando encontrar un trabajo que me ayude a sobrevivir. No pretendo que sea una ocupación relativa a mi experiencia de quince años en el mercado laboral, me da lo mismo que sea fregando platos que cargando maletas (como hice durante mis años de universidad para costearme los estudios); haría cualquier cosa a cambio de poder ir tirando aunque eso significase tirar por la borda años de estudio, aprendizaje de idiomas (lamentablemente ninguno de los 3 que domino lo suficiente como para poder usarlos a nivel profesional es el chino); tampoco me importa que no sea un trabajo donde se valore el saber estar, el nivel cultural y el protocolo, me adapto muy bien a todos los registros, que no otra cosa significa tener una educación que saber relacionarse con todo el mundo por igual adaptándose a cada situación determinada. Mi adaptación al medio digital, que tanto esfuerzo y dinero me ha costado, tanto en tiempo para el aprendizaje autodidacta como para la realización de cursos de posgrado y otros específicos para saber manejar paquetes de software avanzados, tampoco sería un inconveniente para mi a la hora de aceptar cualquier puesto que pudiera encontrar. Señalo todo esto porque existe, lógicamente, la percepción del parado con formación universitaria y alto grado de especialización como individuo no apto para otros menesteres menos exigentes, sin reparar en que muchos de ellos, como es mi caso, se han pagado los estudios y han sobrevivido otras veces fuera del país en ocupaciones que poco o nada tenían que ver con su titulación universitaria. Yo he trabajado de instalador de tendidos de cable para Time Warner en EE.UU., he sido maletero en el Midland Crowne Plaza de Manchester, fregado platos en el pub Maggie Dickson de Edimburgo, y nunca se me han caído los anillos por ello.
Emprenderé otra vez la búsqueda de empleo, ahora que la opción de encontrarlo fuera de España se desvaneció como un sueño al despertar, seguiré pidiendo una oportunidad por los establecimientos de mi pueblo, desde las gasolineras a los bares, a ver si alguien me da la oportunidad de alcanzar al menos el salario mínimo para mantener el tipo. Al menos no tuve las pocas luces de comprar un coche de alta gama ni hipotecarme por una vivienda de nueva planta. Podría salir adelante con tan sólo tener un trabajo que me mantuviera ocupado más de ocho horas.
Para soñar siempre me quedarían las noches.
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