Vagabundo

Imagínense por un momento que la vida nos da un vuelco, que nos quedamos en la calle de un día para otro. Imaginen agotadas todas las vías de auxilio social, familiares, amistades, conocidos; imaginen que todo el mundo nos da la espalda y deja de saludar. Probablemente, la vergüenza de encontrarnos en esa situación y la esperanza de hallar algo mejor allende nuestros respectivos domicilios habituales -junto con la más que segura sustracción del hogar por parte del banco-, nos llevaría a convertirnos en vagabundos; más conocidos como "personas sin hogar", en esta hez de sociedad hipócrita que abusa del eufemismo para protegerse de sus daños colaterales.

Imaginémoslo por un momento y verán como, cuando pasemos al lado de una persona que lamentablemente no necesita imaginar esa situación para saber de qué estamos hablando, lo vemos de un modo diferente.

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