La vergüenza perdida de la prensa seria

Es curioso cómo la prensa seria se dedica a desprestigiar la labor de la llamada "prensa rosa". Si bien es cierto que los métodos que utilizan los periodistas que a este campo se dedican pueden ser criticables, no es menos cierto que son aquellos que la prensa seria debería de utilizar para destapar escándalos financieros, prevaricación, malversación de fondos públicos, tramas descaradas para financiación ilegal de partidos políticos, y demás males seculares de la sociedad española.

Realmente, me preocupa que la prensa seria calle ante noticias que, de ser protagonizadas por un Julián Muñoz o una Belén Esteban, serían rápidamente desveladas en programas como Sálvame o DEC. ¿Alguien duda de que la repercusión mediática que tiene el caso Malaya no viene sino provocada por la inclusión de Isabel Pantoja en el sumario?

Un ejemplo: en Cádiz, la ciudad donde la prensa española tuvo su puesta de largo en los años de las Cortes de 1812, nada se publica sin el beneplácito de la oligarquía local. La obra del Castillo de San Sebastián lleva paralizada desde el pasado martes, obra vendida como emblemática por el Consorcio del Bicentenario, pero ningún medio de comunicación ha recogido en sus páginas este nuevo escollo para la ciudad de Cádiz. Y reitero: ninguno. Ni el Diario de Cádiz, ni La Voz, ni el ABC. 

No hay prensa seria, porque la prensa seria debería de ser un cuarto poder independiente y no una mera alcahueta de opiniones de otros. Así que no critiquen a los profesionales que hacen "prensa rosa". Al menos no van de profesionales serios y dignos de admiración por su contribución a crear opinión, pero hacen bien el trabajo periodístico, porque para ellos la noticia es noticia siempre -exclusivas o no de por medio-, y no cuando les dan permiso los controladores del pensamiento libre que mandan en este país.

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