Gentuza sin educación ni respeto por la convivencia

Ayer tuve que aguantar una fiesta de los vecinos del 3º A. Hasta las 4 de la mañana tuve que estar soportando cancioncitas, taconeos, risas y cachondeo variado. Me tuve que dar al bourbon para no subir con la "cola de castor"* y liarme a romper cabezas. Los enfermos mentales tenemos un límite, y no es aconsejable rebasarlo. A mi me parece bien que la gente tome la iniciativa de organizar fiestas en su propia casa con esto de la crisis, ya que es más barato incluso que hacer botellona en la calle, pero siempre con el respeto a las normas básicas de convivencia vecinal. Para colmo, a las 10 de la mañana, me toca a la puerta un gilipollas con cara de gilipollas, con aspecto de estar recién salido de una larga borrachera. Me pidió hasta perdón de ver la cara con la que le abrí la puerta. Sino se llega a dar el piro con la rapidez que lo hizo, estoy ahora en Comisaría por tirar mierda por la escalera. Me lo tendré que tomar como una prueba a mi estabilidad emocional, prueba superada, por cierto. Ahora bien, estoy como para que me toquen mucho los cojones hoy. Veremos a ver si no tengo que poner en práctica algún que otro crochet y/o directo de derecha... 

Ahora entiendo mucho mejor el objeto social del Tío de la Vara...




*Instrumento pseudo-musical para romper cabezas, con la forma que su nombre indica, que sirve para aleccionar a indeseables. Junto a la sirla automática bien afilada, los "nunchakus", y el ladrillo roto en punta es un imprescindible para mantener la paz social en según qué sitios...

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