Boxeo

Me estoy llevando todas las "tortas" del mundo en las clases de boxeo. Javi, mi entrenador y maestro, se ha dado cuenta de que soy una persona demasiado sensible y apocada para boxear apropiadamente, así que me ha puesto ya a hacer guantes con los demás compañeros del gimnasio. El resultado de mi primera semana de combates ha sido desalentador: tengo una contusión leve en las costillas del lado izquierdo que me duele al respirar, al levantar algo de peso y al toser; el tobillo izquierdo lo tengo hinchado de la sobrecarga de una semana de trabajo, de pie la mayor parte del tiempo, y del sobreesfuerzo de las clases. No está mal, teniendo en cuenta que me he llevado "hostias" como panes la mayor parte del tiempo, aunque al final me ha salido un arrebato de furia, no se si por el orgullo herido o porque ya me harté de recibir. Lo bueno es que me está sentando bien para el ánimo. Se ve la vida de otra manera después de encajar una buena serie de golpes y soltar alguno que otro. Buena terapia para recuperarme del todo de la depresión. Dolor para el cuerpo, alivio para el alma. Boxeo, la vida misma con guantes de Cleto Reyes.

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