La Lista Robinson: quién hizo la ley, hizo la trampa.
No se si os conté que había incluido mis datos en la Lista Robinson, un invento para que no me molesten con promociones y demás mierdas del marketing actual. Supuestamente, dando los datos personales para incluirlos en esa lista no debería llegarme nada de nada, aunque la realidad es otra. ¿Y sabéis por qué? Porque no sirve de nada estar en la lista si, como todos los mortales, tienes como yo tus datos repartidos por suministradoras de servicios como electricidad, gas, telefonía, etc. Esos datos, protegidos presuntamente por la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter personal (en adelante LOPD) y en el Real Decreto 1720/2007, de 21 de diciembre por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la misma (en adelante, RLOPD), al haber sido cedidos -qué remedio si quieres tener luz, agua caliente e internet- a las suministradoras citadas, pueden ser usados por terceros que lancen promociones para los clientes de las mismas.
Así que, ojo con dar más datos de la cuenta a estos mercachifles de los datos personales ya que, a pesar de la LOPD, ya existen maneras de rodear la ley. El deporte nacional, por cierto.
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