Gente sin escrúpulos
Hay gente sin escrúpulos que tiene comprada a la prensa local. Hay gente sin escrúpulos que, tras la idílica idea de "hacer ciudad", esconde intereses económicos oscuros. Hay gente sin escrúpulos que no cumple su palabra, que sufre de amnesia selectiva cuando llega el momento de hacer frente a sus deudas. Hay gente sin escrúpulos, gentuza sería la palabra más acertada, que tras el escaparate fariseo que le proporciona su cargo, maltrata a otras personas, engaña, estafa, vilipendia, amenaza. La caricatura muestra a uno de estos seres, más dignos de estar empadronados en Mordor que en Cádiz, un ser deforme por dentro y por fuera, con barba rala y calvicie pajillera, esbirro de esbirros, escoria de escorias, que se esconde tras una falsa buena intención para enriquecerse. A esta gente es a la que hay que hacer auditorías, mandar inspectores de Hacienda a descubrir sus oscuros tejemanejes ilegales tras la parafernalia legal que da cobijo a ladrones, mercaderes del templo y demás fauna patria.
Este tipo de gentuza, cree que todo el monte es orégano, que son intocables, que están por encima del bien y del mal. Lo que esta gentuza no sabe es que hay otra gente a las que el honor y la palabra dada importa por encima de todo. Gente que tiene memoria, que sabe esperar para asestar el golpe mortal al orco inmundo. Gente que, de no haber sido interrumpida por la buen intención de gente aún mejor persona, habría arrancado la cabeza de una guantada al súcubo este.
El tiempo pone a todo el mundo en su sitio, incluso a la gentuza inmunda como este personaje, que enturbia la reputación y la imagen de la institución a la que representa. Yo pondré de mi parte, contando por escrito y bien claro, cuál es la verdad que se esconde tras sus infinitas mentiras.
Si alguien ve a un sujeto como el de la ilustración, no dude en acabar con él, pues es tan dañino como las alimañas del bosque, un lobo entre corderos, un depredador de la buena fe. El Dios verdadero, que no tiene quién lo represente en la Tierra, tiene su castigo reservado para este individuo, pero yo no puedo esperar. Espero que no se cruce en mi camino porque, de ser así, conocerá a su creador y se enfrentará al Juicio de las Almas mucho antes de lo que pensó alguna vez.
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