Un hombre mata a tiros a ocho personas en una residencia de ancianos de EE UU

Un tiroteo en una residencia de ancianos de Carthage*, en el Estado de Carolina del Norte (EE UU), se saldó ayer con ocho fallecidos, siete de ellos internos en esta institución en la que además se atiende a enfermos de alzheimer, y una enfermera del centro, según explicó a la prensa la fiscal de distrito del condado de Moore, Maureen Krueger. Cuatro personas resultaron heridas, según la policía local.
Un hombre armado irrumpió en la residencia Pinelake Health and Rehab a las diez de la mañana de ayer, hora local, y disparó a varios internos en sillas de ruedas, explicó a una televisión local el senador del Estado Harris Blake. Una vez atrincherado, se enfrentó a la policía e hirió a un agente. Finalmente, la policía logró desarmarle y detenerle. Junto con los heridos, fue trasladado a un hospital de la zona. Según una portavoz del hospital Moore Regional, dos de las víctimas fallecieron en la sala de urgencias de este centro médico.
Un total de 110 personas reciben tratamiento en la residencia, que fue abierta en 1993 y que tiene una división con 20 camas para cuidados especiales a pacientes de alzheimer.
El detenido es un hombre de 45 años, al que la fiscal identificó como Robert Stewart. Tanto la policía del condado como las autoridades estatales están investigando los motivos que le pudieron llevar a esta matanza y si tiene alguna relación con el centro.
Es el tercer tiroteo mortal en el sureste de EE UU este mes. El pasado día 10, un hombre de 28 años de Alabama mató a 10 personas, incluida su madre, y se suicidó. Días después, un inmigrante cubano mató a cuatro personas, entre ellas su ex mujer, en Miami, antes de quitarse la vida.
El próximo 16 de abril, se cumplen dos años de la matanza de la Universidad de Virginia Tech, en la que el estudiante Cho Seng Hui, de 23 años, asesinó a 32 personas e hirió a otras 29 antes de suicidarse, protagonizando la peor matanza universitaria de la historia de EE UU.
(Fuente:El País)
Es curioso, yo estuve en Carthage instalando infraestructuras de TV por cable. Lo recuerdo bien porque me llamó la atención entrar en una de esas ciudades americanas nombradas tras otras ciudades del mundo clásico, igual que Athens, la ciudad de los R.E.M.
Carthage es una ciudad pequeña, asentada en una zona de orografía abrupta pero de poca altura, a la que se llega por una carretera flanqueada por bosques de hermosos colores en otoño, en Moore County, al sur de Raleigh y Winston-Salem. Es el último sitio donde uno esperaría que ocurriesen este tipo de cosas. Nada más entrar por la US 15, aparece la calle principal, Monroe Street, que desemboca en la plaza de la ciudad, adornada por uno de esos recuerdos de las numerosas guerras en las que participaron soldados estadounidenses, con su cañón y su placa a los caídos por la patria. Tengo esa visión de la ciudad en la memoria, porque me recordó uno de esos rincones cinematográficos de mi infancia, almacenado en mi archivo de mitomanías: la plaza donde patinaba, perseguido por los "chicos malos", Michael J. Fox en "Regreso al Futuro".
También recuerdo su cementerio, situado en la parte alta de la ciudad, con su pradera de verde hierba y sus lápidas diseminadas por un espacio abierto, algo chocante para mi, acostumbrado a ciudades de muertos cercadas con altos muros blanqueados, no se sabe si como barrera para los muertos o para los vivos.
Como ya dije, estuve un día entero instalando aparatos amplificadores y haciendo splicing con los "cable dogs". El aire era puro y fresco, lleno de silencio, sólo roto por el paso de alguna camioneta. No es un lugar que uno pudiera pensar escenario de tan luctuosos eventos. Espero que los ancianos que han sido víctimas de las balas de este último asesino tuvieran una vida plena y estuvieran allí esperando morir, aunque fuera de una forma más pacífica. Quizás alguno de ellos aún pasaba cada día por la plaza, a presentar sus respetos a los compañeros perdidos en conflictos de ultramar, preguntándose por qué ellos y no él. La muerte siempre te encuentra, aunque tarde toda una vida.
Ahora saldrán muchos expertos, que nunca han estado más de dos semanas en EE.UU., criticando la política de libertad de posesión de armas de los estadounidenses. Baste recordarles que sin esa forma de vivir, aferrados a un rifle o un revolver, nunca hubiéramos salido de la II Guerra Mundial, nunca hubiéramos tenido "Centauros del Desierto", ni a Tarantino. En este país hay más de un millón de armas de fuego, a pesar de los requisitos para obtener una licencia de armas. Más peligroso es un carné de conducir en manos de un borracho o un joven irresponsable. Es cuestión de educación, como siempre.
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