Un mal golpe








G. Belows, Club Night. 1907.



Ahora empezarán a culpar al boxeo hasta de la muerte de Manolete cuando en realidad se trata de algo que puede pasar en todos los deportes de contacto. Para eso están los seguros que tienen que suscribir todos los boxeadores federados. 

Los problemas vienen, hablando sin tapujos, de:

1. La buena fe del entrenador por aceptar entrenar a un chaval de 15 años sin el consentimiento escrito de sus tutores legales, en este caso los padres, que hasta que ha sucedido el accidente deportivo ni siquiera se han presentado al entrenador, por otra parte lo que haría cualquier progenitor responsable y atento a su prole. Quien se hace entrenador de boxeo no pretende hacerse millonario ni ser aclamado como el mejor preparador deportivo. Para prueba un botón: a ver si algún profano del cuadrilátero es capaz de nombrar a más de dos entrenadores famosos. El entrenador de boxeo es un maestro que enseña no sólo un deporte sino una forma de enfrentarse a la vida, y no precisamente a puñetazos, de una manera altruista. Insisto en que nadie se hace rico entrenando boxeadores. El arte de boxear es esquivar golpes, saber encajar los recibidos y levantarse después para seguir en la lucha, lo que aplicado a la vida es la mejor escuela que puede uno tener. 

2. El secular mal funcionamiento de la Federación Andaluza de Boxeo, la cual sólo se hace visible cuando se organizan veladas. Durante todo el tiempo que he estado practicando el noble arte del pugilato nunca he visto a nadie de la Federación personarse en donde se enseñaba la disciplina deportiva sobre la que, supuestamente, deberían ejercer su labor de defensa y mejora continua, para cerciorarse de que se practica debidamente. Y ahí lo voy a dejar porque todo el que sea aficionado al ring sabe el resto de la historia.

3. Las anticuadas formas que perviven en un deporte que, a pesar de ser olímpico, se mantiene ajeno a cualquier avance tecnológico. Es inconcebible que sigamos dependiendo en los combates del juicio subjetivo de una mesa y un arbitro, sobre todo existiendo sistemas de recuento de puntos que podrían usarse como se hace en la esgrima.

4. En general, no sólo en el caso de los clubes de boxeo, la falta de normas que exijan una determinada preparación para ejercer la enseñanza de disciplinas deportivas o dirigir un gimnasio. Ser campeón de culturismo o tener un curso de monitor de yoga por correspondencia no capacita per se para desarrollar la importantísima y delicada labor de la formación física. 

En fin. Esperemos que no sea nada y que Navarro no caiga en el desanimo. Son cosas que pasan. Ante todo debemos evitar que se emprenda una caza de brujas contra el boxeo, generalmente y por desconocimiento, deporte criticado como violento y salvaje. Como si no fuese mucho más violento, especialmente en estos tiempos que corren, ser banquero. 

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