Un número en la agenda del móvil.

Hoy salí a la calle para que me diera el aire fresco, a dar una vuelta por las tiendas atestadas de compradores compulsivos ocultos entre la masa consumista; para ellos es como si se sintieran sanos y acompañados en su enfermedad. Es como si un heroinómano de toda la vida, de repente se encontrase con que todo el mundo a su alrededor le da al "jaco".
No veía nada que me llamase la atención en los escaparates, ni en el interior de las tiendas. Una ola de vulgaridad y mal gusto en serie invade la moda de la calle, a excepción de los lugares más clásicos como el Massimo Dutti, y le doy el beneficio de la duda, porque hay unos abrigos de corte tradicional a los que han puesto unos forros interiores que ya les vale...
Me llamaron para darme una buena noticia laboral y, nada más colgar, busqué instintivamente en la guía del teléfono móvil el número de mi abuela. Siempre la llamaba para contarle mis "éxitos profesionales", ya que ella me había apoyado sin reservas en todo cuanto había hecho, fuera en el campo de la arqueología o en el de la escritura. Cuando iba a marcar el botón del teléfono verde, me di cuenta de que ya no estaba. Apenas 15 días desde que murió, y aún presente, en mi memoria y en un número de la agenda de mi móvil.

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