Enfrenté la muerte
Enfrenté la muerte de cara, no huyendo como las anteriores ocasiones en las que perdí un ser querido. Esta vez miré al rostro de la muerte. Mi abuela estaba fría y dura como una escultura de mármol -la besé en la frente antes de que se la llevaran-, tras el amplio ventanal del tanatorio, en la sala refrigerada, adornada con las coronas fúnebres que le correspondían por el seguro y con un enorme crucifijo de madera.
Enfrenté la muerte como una parte del todo que es la vida, como un capítulo final de un largo serial televisivo, el desenlace inevitable.
Ahora viene lo más duro, enfrentar la vida, lo que me queda de ella, sin pensar en la muerte.
Enfrenté la muerte como una parte del todo que es la vida, como un capítulo final de un largo serial televisivo, el desenlace inevitable.
Ahora viene lo más duro, enfrentar la vida, lo que me queda de ella, sin pensar en la muerte.
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