Un convento de más de 100 años, derribado sin más.
Una maquina acababa ayer con un edificio con más de cien años de historia en Cádiz. A ras del suelo todo lo que se percibe son escombros. Desde una azotea cercana en la calle Santa María Soledad aún se apreciaba algunos azulejos de lo que podría ser la cocina o un cuarto de baño. Pero ya, ni usando la imaginación, se podía adivinar como era el patio o las habitaciones de las monjas de la congregación Siervas de María que tanto tiempo habitaron en el convento. Fue en el mes de marzo de 2002 cuando el inmueble cerró las puertas después de más de 100 años prestando servicio a la comunidad, en especial a los enfermos.
María Gómez lleva varios años viviendo en la zona y recuerda «la tranquilidad que transmitía, tanto el convento en sí como las propias religiosas». Mientras ve como la maquina va echando abajo el edificio le embarga la pena. «Aunque no tenía mucha relación con las monjas sí que venía a escuchar misa los domingos». Han pasado mucho tiempo desde que se fueron y la memoria no perdona. Aún así queda todavía vigente la labor que estas religiosas hicieron con los enfermos. «Eran muy queridas porque acompañaban a las personas que caían enfermas». María reconoce que en los últimos años de vida del convento eran muy pocas las ocupantes, «por lo que es normal que cerrara».
Sobre el uso del solar no está nada contenta. «Las viviendas se necesitan pero sería más útil lo que se proyectó en un principio: un centro social». María cuenta que los vecinos recurrieron al Ayuntamiento pero el solar se lo llevó el mejor postor. Esta opinión la comparte otro vecino de la zona: «Los terrenos según tengo entendido estaban calificados como equipamiento educativo y lo recalificaron para uso residencial».
43 viviendas de renta libre
Una junta de gobierno local celebrada a principios de marzo daba luz verde a la licencia de obra para la construcción de viviendas en su lugar, empezando con la autorización de iniciar el derribo. Casi dos meses después, el convento ha quedado reducido prácticamente a escombros.
Un nuevo bloque de viviendas con locales, garajes y trasteros es lo que sucederá a la que fue la casa de muchas religiosas en el número 4 de la calle Santa María Soledad. En la página web de la promotora San Miguel, que es la que está a cargo de la obra, se informa de que la promoción ya está en curso y de hecho ya hay once viviendas vendidas.
(Fuente: www.lavozdigital.es)
Pues sí, un edificio de más de 100 años que cae a manos de la piqueta especuladora gracias a una recalificación de última hora: de equipamiento educativo y social ha pasado a suelo para viviendas. No se para qué se redactan planes generales de ordenación urbana, con gran publicidad del carácter participativo de los mismos por parte de la ciudadanía, cuando una simple junta de gobierno local puede decidir sobre edificios que podrían haber sido restaurados y dedicados a usos comunitarios.
La promoción de viviendas incluye garajes, con lo que la afección del patrimonio arqueológico de la zona -plena necrópolis- está garantizada. Pero de eso se enteraran a última hora, como siempre, todos los implicados en esta operación pelotazo: ayuntamiento, constructora, ex-propietario del solar, Delegación de Cultura, etcétera; eso si se enteran, porque la información veraz en Cádiz es una leyenda urbana más.
Esperaba un poco más de respeto para un edificio dedicado a la atención a los demás, llevado por las hermanas de la Congregación de Siervas de María, fundada por Santa María Soledad Torres Acosta, que prestó su nombre tanto a la calle como a la playa que popularmente se conocía como Playa de las Mujeres. La historia no está protagonizada sólo por reyes, papas, ministros; también hay personas normales detrás de nuestra identidad cultural, personas que dedican sus vidas a ayudar a los más desfavorecidos; personas que dejan en los muros que habitan y en donde desarrollan su vida cristiana, un aura de bondad y esperanza. ¿Quién recordará a esas personas si echamos abajo el lugar donde desarrollaron su trabajo?
Espero que la destrucción del edificio no continúe con la destrucción del suelo sobre el que se asentaba el convento. La necrópolis de Cádiz está protegida en el PGOU de la ciudad como yacimiento arqueológico, y en esta zona se han documentado abundantes restos, así que habrá que estar atentos a que la administración competente esté atenta a sus deberes y obligaciones.
Este no es el camino para lograr que declaren la ciudad de Cádiz "Patrimonio de la Humanidad", pero nadie parece darse cuenta.
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