Nueva película de Indiana Jones




De nuevo tenemos en pantalla al arqueólogo saqueador de tumbas y buscador de reliquias por excelencia, el doctor Jones. Un estereotipo del arqueólogo de principios de siglo pasado, más preocupado por descubrir ciudades ocultas y conseguir para su museo piezas de incalculable valor histórico que por la arqueología como ciencia. Claro que estamos ante un personaje de cine, pero con cierta verosimilitud, teniendo en cuenta la realidad. El saqueo del Museo de Bagdad sería un buen ejemplo de cómo el hombre se siente atraído hacia el pillaje y el saqueo más que por la salvaguarda de las piezas arqueológicas. 

Aquí, los piteros que recorren nuestros campos en busca de monedas u otros objetos de valor que vender al coleccionista local, son lo más cercano al Dr. Jones, aunque también hay algún que otro arqueólogo obsesionado con descubrir la Atlántida, que ve pirámides donde sólo hay cerros erosionados por el tiempo, o que busca pasadizos secretos bajo nuestras ciudades. La proliferación de programas sobre arqueología, en canales como el de Historia, ha hecho renacer el interés por la arqueología como disciplina cercana al misterio, lo inexplicable o lo desconocido. Deberíamos hacer más por acercar el verdadero trabajo de los arqueólogos a la sociedad, para que entiendan que somos los guardianes de nuestro pasado, no del pasado mítico de ciudades perdidas o reyes legendarios, sino de las personas como nosotros que vivieron en los siglos pasados y que ahora sólo son polvo y trozos de cerámica y que, gracias a la investigación, vuelven a cobrar vida para confirmarnos que no hay nada nuevo bajo el sol.

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