Cambios y cambios

Me molesta tremendamente que se argumente desde las esferas políticas que Andalucía ha cambiado en los últimos 30 años gracias a determinadas políticas. Me ofende que se confunda la lógica evolución de un territorio, ni más ni menos menos que otros, gracias a la ingente cantidad de dinero inyectado en el sistema por una Unión Europea interesada tan sólo en hacer más lujosa su puerta de atrás. Es ingenuo pensar que Andalucía sería hoy día distinta de no haber gobernado el partido que ha hecho de la comunidad autónoma su particular cortijo, tal y como han hecho todos los demás en idéntica situación, todo sea dicho. Los cambios geopolíticos a escala continental son los que dictaminan el rumbo de los países y regiones que comparten espacio social, cultural, económico, etc. La explicación de tamañas declaraciones es sencilla: hablan quienes han disfrutado de una posición privilegiada, y por privilegiada entiendo la de aquellos que han podido confiar en tener un sueldo seguro a fin de mes durante todo este tiempo, de ahí que su visión de la realidad diste tanto de la de los que no han tenido esa suerte, por un motivo o por otro. Cierto es que, hasta la llegada de la crisis, el poder adquisitivo de los andaluces había mejorado, pero como hemos comprobado era sólo un espejismo. Lo que había aumentado en realidad era la capacidad de endeudamiento de una amplia mayoría de la población. Caído el sector de la construcción tuvimos que volver a la realidad, a una comunidad autónoma que dependía en gran medida, tampoco de manera muy distinta a otros territorios, del boom inmobiliario. Tenemos todavía el turismo, claro, pero tampoco es algo que pueda enorgullecernos, sobre todo si se le echa un vistazo a las tablas salariales de los trabajadores en estos últimos 30 años. Industria: poca y sucia. Agricultura: mermada por las imposiciones de Europa y la competencia de países en desarrollo, salvo en la producción tradicionalmente bien considerada. Servicios: dependiente por completo del sector de la construcción mencionado anteriormente y de una administración pública que, dicho sea de paso, podría ser considerada un sector más.

En definitiva, que hemos avanzado porque no nos quedaba otra. No se puede distraer el dinero de tal forma que no deje algo palpable de mejora sobre el terreno: infraestructuras por lo menos. Para todo lo demás: Mastercard.

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